un golpe seco al módulo exterior me despierta de golpe. Bueno, en realidad creo que es el módulo exterior. No nos dijeron esto asique tuvimos que descubrirlo por nuestra cuenta, pero la propaganda de colonización nunca incluía entre sus efectos secundarios que a causa de las diferencias, quedaríamos totalmente ciegos al abandonar orígen. Tampoco deberíamos oír nada, pero la tecnología lo ha hecho posible.
Sé que suena duro pero es así. También soy consciente que los hemos oído rondar por ahí, aunque el idiota de nuestro superior los subestimara. Paso corriendo al salón comedor y un temblor repentino me hace caer. Intento ponerme en pie y estiro la mano para tomarme de algo, pero lo único que encuentro es vacío. Las paredes no deberían estar lejos, murmuro mientras me impulso por el suelo hacia la cocina. La nave o lo que queda de ella se cimbre peligrosamente. Por algún hueco, algo ha entrado y lo último que mi cerebro nota, antes del repiqueteo mecánico de la grabadora al caer al suelo, es una sombra que lo abarca todo.
El siguiente tendrá que escribir una sátira sobre internet