Cultura del saber: Concurso número uno

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1. zefir,

¡Hola a todas y todos!

Estoy sinceramente encantado de poder presentar este primer concurso, que espero que sea parte de una serie muy larga. Si decides participar, por favor, corre la voz y no dudes en animar al mayor número de personas posible a hacer lo mismo. Sin más preámbulos, os presentaré los términos y condiciones de este concurso.

Instrucciones:
Te daré diez palabras del diccionario que he seleccionado cuidadosamente. Después, tendrás que componer un escrito con él, no se requiere la longitud del texto. Puedes escribir tres líneas o una página completa. Lo importante es que tu texto contenga las diez palabras en cuestión, independientemente del orden en que decidas introducirlas. He elegido deliberadamente palabras simples para hacer esta competición accesible a todos. También he introducido definiciones para ayudar a los que las necesiten. Ten en cuenta que doy un significado preciso a las palabras en las definiciones que siguen, pero si la palabra tiene más de una definición, puedes elegir la que desees utilizar.
Como habrás notado, hay una undécima palabra, delante de la cual está el signo # (hash). Esto simplemente significa que la palabra es "bonus", puedes usarla en tu composición, o no, depende de ti.

Aquí están las palabras a usar:
1. Pato :
Ave palmípeda del orden de las anseriformes, que se encuentra en estado silvestre y es domesticada para aprovechar sus huevos, plumas y carne.

2. Cerilla:
Utensilio para encender fuego formado por un trozo de madera con un extremo o cabeza recubierto de una sustancia inflamable, originalmente fósforo y más tarde mezclas con azufre, que al frotarla con una superficie rugosa produce una llama.

3. Loco:
Que no está en su sano juicio, que se comporta de forma irracional.

4. Ventana:
Parte abierta en un muro para dejar penetrar la luz y el aire en una habitación o recinto, generalmente situada a más de un metro de altura.

5. Rama :
Partes del árbol que nace en el tronco y de las que surgen, hojas, flores y frutos.

6. Color :
Sensación que se produce al excitarse un fotorreceptor por acción de un rayo luminoso.

7. Enrojecer:
Poner de tono rojo o rojizo por el calor, el fuego, ETC..

8. Cansado:
Débil físicamente, por exceso de ejercicio o enfermedad.

9. Regularmente:
Que se da de forma común, ordinaria o natural.

10. Garganta:
Parte del cuello anterior a la columna vertebral. Consiste en la faringe y la laringe.

Palabra bonus: Tinieblas:

Ausencia o insuficiencia de luz en algún sitio.

Para este primer concurso, el jurado estará formado por Charlie20 y yo. Nos encargaremos de establecer el podio según un único criterio que nos parece esencial:
-La originalidad (es decir, una composición personal que logra hacer suyas las palabras propuestas)

Tienes cuatro días para completar este concurso, hasta el viernes 4 de diciembre de 2020.

¡Ánimo a todos!

Artísticamente tuyo,
Zefir

P.D. En este hilo, porfavor se ruega sólo limitaros a publicar vuestros aportes para el concurso. Si tienes una pregunta, sugerencia o queja, exponlas en el tema principal.
Además, os informo que el ganador del concurso tendrá la oportunidad, si lo desea, de formar parte del próximo jurado!

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Última edición por charlie20, 30.11.2020 03:52:11

2. zefir,

Gracias por sus preguntas. Como dije al final de mi mensaje:
"P.S. Gracias por publicar en este tema sus contribuciones, y sólo sus contribuciones. Si usted tiene una pregunta, sugerencia o queja, sólo sucede en el tema principal."
Usted envía su texto directamente por mensaje, y sólo su texto,. No debe haber otro mensaje que los textos sobre el hilo del concurso.
Además, no necesitas registrarte, si quieres participar, simplemente envías tu texto en el hilo del concurso, es tan simple.
Espero que responda esto a la pregunta.

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Última edición por charlie20, 30.11.2020 04:48:52

3. crookshanks ,

un pato era muy loco, al grado de que un día prendió una cerilla, y casi quemó la ventana de mi casa, eso ocasionó el aumento del color y la luz en este lugar.
a la par ese pato chocó con una rama, al grado de quedar cansado, y rojo por el fuego que hizo prender.
regularmente cantaba una canción que decía:
que triste, fue decirnos adiós... cuando nos adorábamos más...
sin embargo, la vida del pato se apagó, así como su garganta ya nunca funcionó. así que pobre pato, en tinieblas se quedó.

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4. Harry_Potter,

Se estaba volviendo completamente loco en esa maldita celda. En frente tenía una sólida puerta de hierro a la que aporreó hasta el hartazgo, pero sin resultado alguno; al costado izquierdo un catre, que más bien era unas tablas de madera con una almohada y una manta; y en el resto de direcciones pared de roca. Nada más. Ni una maldita ventana, ni un rayo de luz natural, sólo una caja de cerillas que había encontrado en el piso y que por suerte no se había estropeado. Pensó en cómo salir de allí, pero no se le ocurría como hacerlo y pensó que quizás, si estaba en una prisión (Imaginando que sería alguna de esas que el gobierno mantiene clandestinamente) podría obtener algo de algún guardia que estuviese merodeando. Así que gritó, gritó, y gritó en busca de respuestas. No paró hasta que su garganta no se enrojeció, y el cansancio finalmente pudo vencerlo, pero nadie escuchó su voz.
Al despertar y mirar a su alrededor notó, con gran sorpresa, que frente a la puerta había aparecido una caja metálica. Decidió echarle un vistazo, por lo que luego de inspeccionarla ligeramente por afuera, levantó la tapa y descubrió un cuenco lleno de sopa, junto al cual se encontraba un sobre color rojo sin inscripción alguna.
Mientras se bebía con avidez el contenido del cuenco, pensaba en lo que había ocurrido antes de aparecer en aquel misterioso lugar y por qué había terminado allí, aunque imaginó que esto último sería eventualmente revelado por el sobre que estaba en la caja.
Se encontraba observando a los patos del lago, algo que hacía de forma regular. Lo ayudaba a ordenar su mente, tener nuevas ideas y aclararse otras. No obstante, algo lo sacó abruptamente de sus pensamientos. Era su hija, quien le pedía con voz y ojos anhelantes de esos que sólo los niños pueden poner, si podía jugar con ella. Una cosa que, por desgracia, no podía permitirse muy seguido. Sin embargo, accedió, y comenzaron a correr por el lugar, tratando de no hacerse daño con las ramas de algunos árboles grandes que había por la zona.
Todo iba de maravilla, hasta que repentinamente tropezó con una piedra ligeramente más grande a las demás, y puso sus manos delante de él para protegerse de la caída. Pese a eso, su cabeza impactó fuertemente contra el tronco de un viejo árbol, y cayó desmayado entre tinieblas.
Mientras terminaba lo que quedaba de caldo y se limpiaba la boca con el dorso de la mano, trató de explicar cómo había llegado a ese lugar, mas no encontró una respuesta lógica. Se preguntó dónde estaría su hija, y si se encontraría bien. Una vez dejó el cuenco en la caja nuevamente, se dispuso a abrir el sobre. Así lo hizo, y comenzó a leer la carta que contenía en su interior.
El contenido de la misiva, sin embargo, no puede ser revelado a fin de proteger su seguridad.

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5. sandrius,

El pato todos los días hacía lo mismo. Él iba regularmente volando rápido hasta una casa y entraba por una enorme ventana, ya que la puerta casi siempre estaba cerrada. Le gustaba ir allí porque le encantaba ver a la pequeña niña que allí vivía. Era tan guapa que cada vez que se asomaba a la ventana su pico enrojecía de la vergüenza. Él estaba triste porque no podía decirle nada, obbviamente podía piar para que la niña lo oyese y viniera a acariciarlo pero nada más. La chiquilla era muy hermosa, tenía el pelo color caoba y muy largo con unos bucles que le caían graciosamente por la cara. ¡parecía un ángel!.
Os preguntaréis donde estaban los padres de esta niña, pues veréis no tenía madre y no se sabe bien por qué y el padre estaba loco. Pero no loco de hacer locuras graciosas para hacer reír a la gente no, loco de verdad, de siquiátrico.
Se comenta por ahí, (pues nuestro patito hablar con los humanos no es que pudiese pero escuchar y entender todo claro que sí) que un día el padre de la chiquilla cansado de tener a la mujer en casa, de que no aportara nada y siempre consintiera tanto a su hija cogió un cuchillo jamonero y le cortó la garganta de un tajo. Luego quemó su cuerpo con un vidón de gasolina y una cerilla tras otra para no dejar pruebas y la cabeza la tiró al mar para que se la comiesen los tiburones. ¡que atrocidad!.
La niña además de encantarme su físico y su personalidad, (sabía entretenerse con cualquier cosa, incluso con una pequeña rama, que un día la vi haciendo figuritas con las ramas para dibujarlas y pegarlas en una cartulina) me daba mucha pena pues tan pequeña, con un padre loco y sin madre se notaba que vivía en un mundo entre tinieblas.
Un día que fui a verla, la casa estaba en venta y ella ya no estaba... temí por su vida por si el padre le había hecho como a la madre, pero días después me enteré que al padre lo habían ingresado en un siquiátrico por fin y la dulce niña se había ido a un horfanato. Allí no sé yo si iba a ser feliz, pero por lo menos iba a estar más cuidada.
¿Qué pasó conmigo?. Triste por su partida y al no poder encontrar el horfanato donde ella se hospedaba (quizá la sacaron del país) pues me fui a un lago tranquilo a esperar que llegase mi hora y poder reunirme con la mamá de esa niña a conversar, así al menos sabría más cosas.

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6. luchi ,

Desperté, sobresaltado. El sudor empapaba mi cuerpo y encharcaba las sábanas. Mi corazón estaba latiendo a un ritmo descontrolado. Mis manos temblaban, mi mirada se dirigía velozmente de parte a parte, sin saber con exactitud lo que buscaba. Mi manera de despertar regularmente. Respiré profundamente, tratando de calmarme. A medida que fui controlando mi respiración fueron calmándose los latidos de mi corazón. Me incorporé lentamente, teniendo cuidado de no caer hacia atrás. Finalmente, tras unos largos minutos pude calmarme lo suficiente como para mirar a mi alrededor. La luz del sol se filtraba por la ventana, iluminando lo que hasta entonces había sido una estancia en tinieblas. Una punzada de dolor asaltó mi cabeza. Me levanté con las piernas aún temblorosas, y bajé por completo la persiana, cerrando a su vez las cortinas. Regresé a la cama. Junto a ella vi la botella que descansaba en el suelo. Apenas quedaba güisqui en ella, tendría que salir a comprar. La tomé, observándola pensativo. Desvié la mirada un instante para comprobar la hora que marcaba el reloj de pared, colocado frente a la cama. Las nueve de la mañana. Solo tres horas de sueño, aunque más que sueño diría que han sido tres horas de sufrimiento, de dolor. Volví a centrar mi atención en la botella, mi siempre fiel compañera desde que la mujer a la que amaba se marchó. Quedaba suficiente Jack Daniels para un vaso. Fijando la vista en la foto de la persona que alguna vez me hizo sentir vivo, giré el tapón, para sin más demora dar un largo trago. El fuego familiar embargó mi garganta y mi pecho. Aparté la botella de mis labios, sonriendo a continuación. A pesar de llenar mi organismo regularmente con este maravilloso líquido, la sensación era siempre placentera, quizá tan placentera como la primera vez. Volví a cerrar la botella cuidadosamente, dejándola acto seguido sobre el colchón. Cogí la foto. Murmuré un te amo, y la coloqué nuevamente en su lugar, notando como las lágrimas comenzaban a formarse. Mientras las primeras comenzaban a bañar mi rostro mis recuerdos regresaron a mi mente una vez más. Dos años antes me encontraba de viaje con la persona que más amaba, con la que había sido mi esposa por diez maravillosos años. Era una apasionada de los animales, teníamos un pato de mascota, lo encontró vagando a orillas de un río, herido y desnutrido. Era nuestro décimo aniversario y quería preparar algo que jamás olvidase, por lo que decidí organizar un viaje a Australia, donde no falta la diversidad de especies. Un día antes de partir desperté antes que ella, para preparar su desayuno favorito. Cuando despertó, los huevos revueltos acompañados de un par de tostadas y zumo de naranja natural ya descansaban en una bandeja, listos para consumirse. Al verlo sonrió y me abrazó. Tenía una sonrisa cálida, una sonrisa que transmitía una paz sin igual. Hablamos mientras ella consumía los alimentos y yo disfrutaba de un café, fuerte y sin una gota de leche. “No sé como te puede gustar eso”, me dijo por enésima vez. Ambos reímos. El día transcurrió normalmente. Era domingo, por lo que ninguno trabajaba. Aproveché unos minutos en los que quedé solo, ella fue a prepararse para la noche, para llamar a uno de sus restaurantes favoritos y encargar una buena cena. Mientras llegaba fui disponiendo la mesa, cubiertos, platos, unas copas de vino blanco, y unas velas, que encendí con una cerilla. El repartidor llegó justo cuando ella bajaba las escaleras, entraba al salón y veía la mesa adecuada y convenientemente preparada. Tras cenar me excusé un instante, arguyendo que necesitaba ir al baño. Regresé con una pequeña caja de madera, que deposité en sus suaves y hermosas manos. Ella, sorprendida fijó sus ojos, esos ojos del color del mar que me hacían perder la razón en los míos. La emoción al abrir con manos temblorosas la caja y ver los billetes de avión en su interior la inundó. Tras dejar la caja en lugar seguro se lanzó hacia mí. Esa fue la última noche que pasé con ella, la última vez que sentí su cuerpo junto al mío, su tibia piel junto a la mía, sus labios dulces como la miel posados sobre los míos, su voz digna de un ángel susurrando un apasionado te amo en mi oído. A la mañana siguiente nos levantamos temprano, teníamos pocas horas de viaje, pero partíamos pronto. Aterrizamos sin incidentes. El tiempo acompañaba, y nuestro guía, previamente contratado nos estaba esperando en la terminal del aeropuerto, con un cartelón con nuestros nombres. Vi a mi amada enrojecer ligeramente ante la vista de semejante cartel. Le dirigí una sonrisa y, cogidos de la mano, comenzamos a caminar en dirección al hombre. Era un tipo alto, musculoso, sin una gota de grasa en su cuerpo. Hablaba inglés con un marcado acento australiano. Nos contó, mientras nos dirigíamos a la reserva que íbamos a visitar aquel día, que había nacido en Camberra, y que desde muy joven decidió trabajar como guía turístico, le apasionaba enseñar a los turistas su país y, además, era un amante de los animales, como mi esposa. No sé quien de los dos estaba más loco por ellos. Tras una hora de viaje llegamos al lugar. El paisaje me conmovió, era lo más hermoso que alguna vez había visto. Sin perder más tiempo, guiados por John, así se llamaba el hombre, nos fuimos internando más y más en aquella belleza natural. Todo iba bien… todo fue bien hasta la hora de regresar. Me encontraba algo cansado, habíamos caminado mucho, y además llevábamos encima las horas de avión. Mi mujer también mostraba signos de cansancio en su rostro. Rodeé su cuerpo con uno de mis brazos, y juntos fuimos realizando, sin adelantar en ningún momento a John el camino de regreso. Nos quedaban un par de kilómetros para llegar al coche en el que llegamos a la reserva. Fue entonces cuando la tragedia comenzó. Fue entonces cuando inició mi tormento particular y eterno. Había ramas por todos lados. Tanto en los árboles como dispersas por el suelo. Margarita, que así se llamaba mi esposa, pisó una rama particularmente grande. Inmediatamente después de hacerlo, de los árboles que había al lado de ella surgió una enorme serpiente, que se lanzó contra su pierna, enterrando profundamente sus dientes en la carne. Di un grito que seguramente se oyó a varios kilómetros. Sabía qué serpiente era aquella. Es conocida como la taipán de la costa. No sabía exactamente los efectos que provocaba su veneno, pero sabía que era muy letal. Desesperado y tras apartar aquel horrible bicho de mi esposa la tomé en brazos, y con lágrimas nublándome la vista comencé a correr, gritando a John para que fuese más rápido, necesitaba llevar a Margarita al hospital, a quince minutos de donde nos encontrábamos. Corrí como nunca lo había hecho. Para cuando llegamos al coche mi esposa temblaba en mis brazos, sufría de náuseas y me suplicaba con voz débil ayuda. Yo tratando de sonar convincente le decía que se recuperaría, que llegaríamos al hospital a tiempo y esto solo sería un desagradable incidente que contaríamos a nuestros futuros nietos. Subí al asiento del copiloto, con i esposa aún en is brazos. John condujo con toda la rapidez de la que fue capaz. Pero ella se debilitaba por segundos. Tras cinco minutos en la carretera comenzaron las primeras convulsiones. Yo la sostenía mientras sucedía, gritando a nuestro guía, que tenía una expresión de horror en su rostro para que fuese más rápido. Para cuando llegamos al hospital las convulsiones eran tan intensas que apenas podía sostenerla. Al bajar del coche se detuvieron. Su respiración era débil, agónica. Al cruzar las puertas del hospital me miró a los ojos. Apenas quedaba vida en los suyos. Tuvo tiempo de formar un último te amo, de darme una última caricia con una de sus manos, antes de exhalar su último aliento. Murió justo a la entrada del hospital. Caí de rodillas, sosteniendo firmemente entre mis brazos el cuerpo de la mujer que era mi vida, mi luz, mi motivo de existir. Un grito se formó en mi garganta, pero nunca llegó a salir. Las fuerzas abandonaron mi cuerpo, y todo se volvió negro. No sé cuanto tiempo pasó, pero desperté en una cama de hospital. Margarita, fue lo primero que salió de mis labios. Un hombre de rostro amable se acercó a mí. Resultó ser el médico que certificó la muerte de mi amada. Me dijo que cuando llegamos los tejidos musculares habían sido severamente dañados por el veneno, y las diversas hemorragias internas acabaron definitivamente con su vida. Me dijo que yo había sufrido una pérdida de conocimiento, pero que por lo demás, al menos físicamente estaba bien. A raíz de este momento solo hubo dolor, mucho dolor, angustia y sufrimiento. Tras dos semanas pude conseguir que se me permitiese repatriar el cuerpo de Margarita. Nunca le gustó la idea de estar enterrada tres metros bajo tierra, por tanto, fue incinerada y yo esparcí sus cenizas por su bosque favorito.
Los recuerdos dejaron de sucederse. Hasta cuando me atormentarán, me pregunté mientras apuraba el güisqui que quedaba, y llorando fui hacia mi armario para buscar algo decente que ponerme para salir a comprar más agua de vida.

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Última edición por luchi , 30.11.2020 14:58:13

7. bebita.princesa ,

Hola
pongo mi cuento.

El secreto de doña mercedes.
Veo por la ventana que el sol empieza a enrojecer y yo aún no he almorzado el día de hoy, y todo por culpa de doña Mercedes que solo me está complicando la vida. pero como dice el dicho, después de la prueba viene la recompensa.
Pero esta noche cenaré como un verdadero rey, Sí, cenaré como lo hacen los grandes reyes, no importa que hoy esté cansado, el esfuerzo valió la pena.
Incluso no me importa que esa vieja chismosa me haya dicho loco, flojo, borracho y demás insultos que pudo decirme mientras corría detrás de mí a lo largo de diez cuadras, la verdad hoy las palabrotas que salieron de su boca no eran las que me ha dicho regularmente desde que me enteré de su secreto.
¡Auch! me he quemado con la cerilla, pero con los recuerdos que tengo ¿quién puede concentrarse en esta cocina? Tengo que apurarme si no el caldo de pato estará al día siguiente cuando ya hayan pasado las tinieblas de la noche.
La verdad mi estómago no podría aguantar más y quedaría desmayado en medio de esta habitación, pero es que los recuerdos...
He encendido el fuego finalmente y he puesto la olla con verduras y el pato que hoy he comprado en el mercado, después me he sentado en una de las sillas de mi pequeño comedor, mientras la comida se cose de nuevo recordaré lo que hoy ha pasado con doña Mercedes .
Hoy trabajé horas extras en el taller de don José, por lo tanto, hoy gané unos centavos extra más los que tenía del día anterior y así es como pude comprar los ingredientes para mi cena.
Pero no contaba que aquella señora entraría a la tienda a la misma hora que yo y por un pequeño empujón accidental que le di todo empezó. doña mercedes empezó a gritarme que le había robado el dinero cuando me disponía a pagar mi cuenta, ya que ella veía que sacaba un par de billetes de 100 pesos.
Sin pensarlo un segundo le entregué los billetes al empleado y allí es cuando los insultos empezaron a llover. Incluso me golpeó con sus manos en la espalda y sin esperar el cambio y sin soltar la bolsa de mis compras salí rápidamente de la tienda para evitar la furia de aquella mujer.
Empecé a correr cuando puse mis pies fuera de la tienda, corrí a la plaza principal ya que es domingo y la gente del pueblo sale a pasear o hacer sus compras para la semana, y entre tantas personas caminando como hormigas a un lado y otro podría perderme de su vista fácilmente, bueno, eso pensaba en ese instante.
Yo seguía escuchando la voz chillona de la señora detrás de mí y cada vez más cerca y dejando la plaza principal corrí hacia la orilla sur del pueblo.
Mientras corría en mi mente no llegaba ninguna idea para quitarme de encima esa mujer, pero como todo lo que empieza tiene que terminar la situación terminó milagrosamente y a tiempo ya que la garganta me picaba por el esfuerzo de haber ya hecho una larga carrera por medio pueblo.
Un grito más fuerte de los que había escuchado me hacía ver hacia atrás, no podía creer lo que mis ojos veían, allí se encontraba aquella mujer intentando desatorar su espantoso rebozo de color marrón de una rama de un árbol que sobresalía de la casa de don Juan.
A continuación un montón de risas se escuchaban ya que cerca de allí se encontraban varias personas sentadas debajo de un árbol de pirul y aprovechando aquella situación di vuelta en la esquina y empecé el camino a casa sin antes escuchar un par de vocecitas infantiles decir:
-¡Doña mercedes está calva!
Ahora sé que no soy el único que sabe su secreto, y espero que así como los chismes recorren los pequeños pueblos como si fueran una peligrosa plaga este también lo sea, y mientras tanto yo estaré cenando mi delicioso caldo de pato.

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8. Rayo.bgtr ,

LA LOCURA DEL ÁRVOL.

Estaba un pato asustado, sobre una rama. Me pregunto cómo llegó allí. Para intentarlo ayudar, salí un poco por la ventana, estirándome para conseguir atraparlo.
Sin embargo, no lo conseguí, y ahora el vecindario me vería como un loco…
Bajo esta situación, regularmente creería que sería mejor opción llamar a los bomberos, pero seguramente estarían ocupados apagando algún incendio, o cosa así.
Entonces, pensé en prender un poco el árbol y de esta forma, el pato bajaría.
Rápidamente saqué una caja de fósforos, y encendí uno en la parte baja del árbol. Rápidamente comenzó a enrojecer, para luego estar en una llama que crecía más, y más.
El color del rojo vivo me asustó, y rápido miré al pato; que justamente caía al suelo porque la rama donde estaba se había destrozado.
Corrí a socorrerlo pero era muy tarde, una rama había caído sobre su garganta, e inevitablemente le provocó la muerte.
Triste y abatido, mientras caía en las tinieblas de mis pensamientos como pude, apagué el fuego.
Ahora solo estaba ante mi un montón de cerilla esparcida por el suelo, y lo que anteriormente fue un vello árbol.
Con mucho pesar dentro de mí, enterré el cuerpo del pobre pato, que por una imprudencia había provocado su muerte.

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9. bartolomeo ,

ese era mi abuelo. Aquel hombre al que todos llamaban loco, había sobrevivido 3 meses en la inóspita selva del chocó, armado con una cerilla y con un color, el color más hermoso del mundo. la esperanza. lo vieron emerger cansado, con el rostro enrojecido por el calor y parches de sangre de entre la espezura, algunos pueblerinos la primera noche del segundo milenio. Esa sangre no era de él, ni de sus semejantes, era de un pato que sin saberlo le había salvado la vida. una cicatriz le recorría la garganta de lado a lado, por lo que no podía pronunciar palabra. su hija a la que yo llamo mi madre lo vió llegar desde su ventana usando una rama como soporte para andar, y sus ojos que regularmente resplandecían a la luz del sol, ahora ocultaban una historia que de ni entre las tinieblas pudiese haber sido tan grotesca como increíble.

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10. kaladin-bendito-por-la-tormenta,

bien ahí luchi y harri! me gustan. de momento son los únicos que me han movido el piso así que bien ahí. bien, quiero participar, y dar las gracias a quien a hecho posible esto. aquí dejo mi texto, espero les guste. ***
el hombre solitario: me dirijo lentamente a casa, después de haber cruzado campos y más campos totalmente yermos y vacíos. Tan vacíos, como mi propio corazón. Regularmente suelo tardar menos tiempo, pero hoy es distinto. Porque sin dudas hoy, es uno de esos momentos donde mi consciencia y yo, tenemos el casi mortal combate de siempre. ¿Qué ocurrió con la compañía? ¿a dónde fueron a parar todos los que alguna vez prometieron estar a mi lado? Me preguntaba todo esto mientras entraba en mi pequeña pero acogedora cabaña situada en ningún lugar. Sin embargo, no toda la culpa a sido de aquellos que alguna vez estuvieron junto a mí, No, en lo absoluto. También debo ser sincero conmigo mismo. Es que hoy, todos estos pensamientos me hacen enrojecer de vergüenza cuando recuerdo aquél día fatídico cuando todo comenzó. Pero, ¿Cuándo yo iba a sospechar siquiera que, el honorabilísimo sir Melchor se atragantaría con el pato fresco que preparé con tanto esmero? ¡y eso que puse todo mi talento culinario para que la velada fuera la mejor! Aún puedo recordar el momento cuando todos estábamos cenando a la luz de las velas aromáticas. Y no señor, nada de encenderlas con algún chispero o cosas extrañas, simplemente con nuestro utensilio de toda la vida. Una hermosa caja de cerillos envueltos en un precioso papel plateado, mientras medio mundo reía y a un costado del salón, una hermosa ventana que adornaba el lugar con sus preciosos cristales multicolor. A, y claro como olvidar la maravillosa experiencia de asomarse y ver el exterior con distintos matices pero con el rítmico sonido de las ramas de los árboles que caían como copos en un día invernal. Más sin embargo, esta noche me siento cansado de una vida solitaria, y sin ese sazón que solía tener en aquellos años. ¿Hasta cuando estas tinieblas no me dejarán en paz? ¡qué tengo que hacer para calmar de una vez por todas este dolor? Soy consciente de, que todo fue una ironía del destino. Pobre sir Melchor, aún puedo escuchar el traquetear de pies, gritos, empellones, donde hablaban todos mientras gesticulaban. pero sin hacer nada a la vez. Recuerdo nítidamente, como esa porción de pato a la naranja, se atoraba en su prominente garganta, mientras él hacía todo lo posible por rescatar siquiera una mínima posibilidad de poder inhalar aire. Más hoy, por ello es que me encuentro aquí, solo por propia elección, aunque esta misma determinación me termine por volver loco. Se, que los accidentes existen, pero… ¡Qué hacer cuando una muerte pende sobre ti, como si mil hormigas recorrieran por todo tu cuerpo provocando un fuego interior como ningún otro? Igual me dijeron muchas veces que no fue mi culpa. Pero aquí será mi tumba, y aquí me quedaré. Todos aquellos que un día prometieron estar en las buenas y las malas, al final terminaron aburriéndose de esperar a que cambiara de opinión.


igual lo hice más cortito, pese a mis reticencias. sin dudas es para más, así que guardé el doc por si hago algo más extenso.

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11. Ezra_Solerian,

Cuanto brillan los errores.
BY: Arijit Singh.

Te despiertas en medio del pánico, de las sábanas calientes y el golpear desenfrenado de tu corazón en el pecho. El suceso cuelga de la rama de tu consciencia. Sientes que ha pasado un segundo desde que cerraste los ojos, pero tu reloj ya marca las cinco con cuarenta de la mañana, burlándose de ti, demostrándote que el tiempo es una tontería en los dedos del destino.
Aún sientes la piel ardiendo, tu cuerpo temblando. Notas a tus mejillas por enrojecer de solo pensar y de solo recordar; porque los recuerdos son los peores amigos y los mejores enemigos. La cerilla que todo lo prendió, fueron sus manos, su voz que cantaba en tu oído. Tu garganta se cerró con las lágrimas, la emoción y la euforia que te provocaba escucharle, raspando las cuerdas de la guitarra y moviendo los labios. Haciendo poesía como solo su persona puede hacerlo. Ja, pobre de ti; te convirtió en uno de los versos de su tórrido poema, ¿no? ¿Caíste, verdad?
Sacudes la cabeza, tu cerebro cansado te pide una tregua de la culpa. ¿Por qué te juzgas tanto? El color vuelve a tu cara al darle una respuesta a esa pregunta.
Te levantas, enfundas tus pies en esas pantuflas que te regaló la Tía Ofelia y que tanto amas, te precipitas fuera de tu habitación y jadeas, como si entre tu cama se escondiera un monstruo. Lo peor, es que no sea de esos que se ocultan debajo, sino adentro. Buscas a tientas la jarra con agua, bebes en tranquilidad y dejas de sentirte como un pato dentro de una trampa de cazador, apunto de ser quemado y degustado.
Regularmente, los sábados te despiertas más tarde porque no debes trabajar, estás al borde de un colapso de ver tantos números en la pantalla de tu ordenador y quieres descansar. Hoy debió de ser así, pero... pero... ¡Ya, deja de pensar! Estás enloqueciendo, o... ¿será que te están enloqueciendo? Basta, basta...
—Fue un sueño —te dices, tratando de callar a las voces de tu mente—. Solo un loco creería que eso me pasaría. Soy feliz, soy feliz, somos felices —te repites, bebiendo del refrescante vaso con agua—. Y como soy feliz, ya no debo de pensar en eso. No debo de...
te interrumpe una imagen vívida, demasiado vívida. El calor se apodera de tu cuello, pero no uno normal, no como el de cuando te das una dosis excesiva de sol en la playa; es uno... uno humano, uno de un jadeo o una frase apenas dicha.
—¡Basta! —estallas, lanzando el vaso al fregadero y encaminándote a tu habitación. Quizás, mirar aquella pieza que los une, que los compromete a ti y a ese amor que sí es para ti, que sí es lo que necesitas, que sí te hace feliz, apacigüe a los demonios de tu interior.
Caminas con determinación, abres la puerta y notas que el sol ya está bañando tu espacio a través de la ventana, como tanto te gusta. Observas el pequeño artilujio resplandecer por la luz solar en tu mesita de noche, el compromiso, el amor, la cena en parís... sí, amor, amor. Los dos inclinados y sin saberlo, pidiéndose matrimonio a la vez. Toda una sorpresa que el regalo de ambos fuese lo mismo, y aún te ríes al recordar.
—Esto es lo que nos une —murmuró a centímetros de tus labios—. Esto que es increíble y fuerte. Te amo —finalizó, y tu nombre en su boca sonaba también como nunca antes.
Desplazas tu mirada a lo largo del cuarto, lleno de recuerdos y de buenos momentos.
-Yo también te... -comienzas, imaginando su rostro. Pero... pero... pero está ahí. Los recuerdos abazallan tu mente, tu cabeza. Tu cuerpo cobra vida, tus ojos y los suyos... se conectan, ¡Maldita sea que se conectan!
En tu cama, en la orilla, con su mirar juguetón y el cuerpo relajado. Está, está tu pesadilla, salió de tus rincones más oscuros.
Es tu error, tu condena.
—Sí, le amas mucho, ¿verdad? Suerte que ambos nos parecemos tanto. Te enamoraste de los dos, ¿No es hermoso eso? —ríe con ganas—. Suerte que ambos provocamos en ti lo mismo. Deja de engañarte, por favor. Volvimos a caer, tanto tú, como yo.
Y es entonces, cuando todo, para ti, en una nebulosa terrorífica, se vuelve tinieblas; oscuridad. Tu cuerpo impacta contra algo, no sabes el qué.
—Yo también te amo. Recuérdalo cuando firmes frente al abogado.
Y luego… luego, no hay nada más.

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Última edición por Ezra_Solerian, 30.11.2020 20:02:09

12. gatita77 ,

"El loco de la granja"

Había una vez un loco,
que vivía en una granja,
miraba el la ventana,
como los patos pasaban.

Una cerilla encendía,
al frotarla contra una rama,
la cual, después de enrrojecer, se quemaba,
y al cálido fuego llamaba.

Cansado y con un nudo en la garganta,
el loco de la granja cantaba,
mientras en tinieblas,
el fuego iluminaba.

Cuan oscuro es el color,
y melancolía que irradiaban,
las canciones que regularmente,
cantaba el loco de la granja.

Pero un día aquel orate,
cuando a los patos observaba,
repentinamente dejó de cantar,
aquellas piezas que entonaba.

Sabía que su hora,
lentamente se acercaba,
y que la luz de su vida,
como el fuego, poco a poco, se apagaba.

Y así sucedió,
lo que él menos esperaba,
un 30 de diciembre,
cuando un nuevo año se acercaba.

Fin.

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13. Jaguar,

Reflexiones de un hombre.

El hombre estaba sentado a la rivera de un río manso en un día de primavera. Las primeras luces del alba todavía no rayaban la aurora en un cielo claro sin nubes que taparan la luz de la luna que ya se ponía en su recorrido y por tanto no eran densas las tinieblas de la noche.
El murmullo del río era lo único que podía escucharse en la profundidad de esa madrugada prácticamente silenciosa y que permitía darse cuenta del más leve ruido.
Poco a poco se levantó de su posición de reposo y se estiró. Le encantaba salir al bosque regularmente para sentir el flujo de la naturaleza que le rodeaba y despejar su mente de los trabajos que podían dejarlo a veces tan cansado como cualquier trabajo físico extenuante.
Algunos lo llamarían loco por dedicar tanto tiempo y recursos a una idea aparentemente descabellada; si bien podría ser eso cierto, también era verdad que si no buscas no puedes encontrar respuestas, pero así y todo a veces se preguntaba a sí mismo el motivo, la razón de dicha búsqueda sin poder negarse que las razones podían ser tan mezquinas o razonables como las comprendiera su interlocutor. A fin de cuentas, cada uno es libre de buscar su camino entre la maraña de ideas, hechos y cosas que conforman esto que se llama vida. Hay ocasiones donde cada hombre debe darse cuenta si vive o si sobre vive; y si vive cuales son las razones de su vivir y si sobrevive que dejará atrás cuando ya no esté aquí.
Una suave brisa vino a prestar su sonido de campanillas por entre los árboles a las reflexiones del hombre que miraba el fluir del río, el cielo despejado y sus propios recuerdos intentando dilucidar muchas cosas o quizás ninguna.
Por el este empezó a enrojecerse el cielo con una leve tonalidad que daría paso al nuevo día con sus andanzas y menesteres y clareó con una nota de color el cielo límpido con sus cortinas de luz como relámpagos silenciosos.
Algunos de los rayos de luz golpearon las ramas de un árbol caído con las cuales el hombre se hizo una pequeña hoguera encendiéndola con unas cuantas cerillas y preparando un poco de café.
Melodiosos trinos rompieron de pronto el silencio de la aurora y el amanecer que se alzaba añadiendo notas alegres de las aves que saludaban al nuevo día; una leve sonrisa se reflejó en el rostro de aquel hombre haciendo que sus ojos chispearan divertidos.
Luego de acomodar su pequeño campamento salió caminando con soltura por entre los recovecos misteriosos de la floresta en búsqueda de alguna presa que cazar con su arco y su aljaba.
Después de algunos minutos tenía en su morral algunos patos y un par de liebres que servirían como cena en su caza y al regresar al río los limpió y preparó para el traslado.
El murmullo del agua prestaba un contrapunto a la escena donde trinos, el corretear de algún pequeño animal y el sonido del cuchillo contra la piedra donde destripaba a los animales dando una sensación de familiaridad, de inefabilidad, de vida.
Al volver a su lugar habitual de residencia dejó las presas en la cocina y saliendo quiso asomarse por una de las ventanas del salón para intentar descubrir cualquier cosa de los ocupantes de esta; así fue como descubrió a sus hijos jugando con un perro y a su esposa sentada en su mecedora leyendo introspectivamente alguno de los tantos libros que adornaban la biblioteca de la casa.
Con un leve carraspeo de su garganta anunció su presencia antes de dirigirse por la puerta cercana hacia el interior e interrumpir tanto el juego de sus hijos como la lectura de su esposa tras una noche de soledad.

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14. gfriha,

Estoy cansado. Hacía tiempo que no tenía que ponerme a escalar el árbol que hay debajo de la ventana de mi habitación para entrar en casa. Ahora ya tengo 30 años, ya no tengo la misma agilidad que tenía cuando era más niño y hacía esto regularmente. Esperaba a que mis padres se durmieran, saltaba la ventana, encendía unas cerillas para orientarme en el bosque, me encontraba con mis amigos, volvía y hacía que las ramas formaran parte de mi cuerpo escalando el árbol de vuelta. Que loco estaba, no me daba cuenta de lo peligroso que eso era. Ahora voy a paso de tortuga, porque de por sí ya veo mi futuro negro, pero no hace falta hacer que el color desaparezca del todo. Aprecio mi vida, aunque sea mínimamente. En fin, que estoy desvariando. Estaba diciendo que hacía tiempo que no hacía esta tontería pero mis amigos me retaron y yo no le digo que no a un reto, nunca. Ellos creen que no seré capaz de hacerlo porque según ellos he descuidado mi forma física demasiado estos últimos años, y bueno, probablemente tengan razón pero ¿dársela? Jamás. Prefiero intentarlo, aunque el resultado sea acabar como uno de los patitos esos del juego de crazy party de explosión de rocas que pasan por donde no tienen que pasar cuando hago las bombas explotar. No llevo ni la mitad y ya siento mi garganta sequísima, y en mi inteligencia superior no me he traído una botella de agua para ayudarme con el esfuerzo. Cuando llegue arriba voy a parecer una gamba en un infierno de lo mucho que van a enrojecer mis mejillas. Tengo unas ganas de llegar y de tirarme en la cama para dormir 100 años y que mi mente quede en absolutas tinieblas que no sé como explicar. Creo que lo mejor va a ser continuar y así mi tortura terminará antes.

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15. Pragma,

Hola! Aaaah, intento con mi español básico jajaja.


Hace ahora una semana que me fui de la casa. Para ser más exacto, debería decir que me escapé por la ventana, porque claramente no era posible actuar de otro modo. Yo sé lo que piensas, que sin duda soy un loco, que debería enrojecer por lo que hice, que un niño como yo no tiene el derecho de dejar la casa de sus padres. Cierto, estoy de acuerdo, pero, quizás tus padres no te hayan golpeado con la escoba todos los días; quizás tu madre no te haya quemado la piel con los utensilios de cocina; quizás tu padre no te haya estrangulado hasta que tu garganta se cambiara de color.

No, no necesito tus lágrimas, ni tu conmiseración. ¿Dónde estabas cuando yo vivía en este infierno? ¡Déjame con esta sensibilidad falsa! Hoy, cada día me siento mejor, y veo las tinieblas del bosque como una promesa de libertad. ¿Sabes que ya tengo un amigo? Todos los días, un pato muy simpático me visita regularmente, y eso me llena el corazón de felicidad. Poco a poco, aprendo a vivir bajo las ramas, y no es tan difícil como lo crees. Pero es ahora casi la noche, y estoy cansado. Voy a encender un fuego con mi última cerilla, el último recuerdo de mi pasado negro,.

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Última edición por Pragma, 01.12.2020 08:47:51

16. wercio,

Gabriel estaba harto. Eran ya casi las doce de la noche y los malditos deberes de lengua se le estaban haciendo eternos. Desde luego, aquél malvado profesor no tenía corazón. Finalmente, tras hora y media de esfuerzos infructuosos, no pudo resistirse y el sueño se apoderó de él. Apoyó su cabeza en el grueso diccionario que había estado utilizando y se dejó caer en los brazos de Morfeo. Acto seguido, un murmullo procedente del inmenso libraco se dejó sentir en la fría habitación del chico. --Sí, parece que se ha dormido, sí, sin duda, se ha quedado sopa. Ese rumor, pronto se convirtió en algo más audible, y las palabras atrapadas dentro de las hojas del María Moliner y aburridas de esperar su momento de pasar a la acción cobraron vida. La primera en moverse con discreción fue loco, que estaba loco, valga la redundancia, por la palabra garganta. Hacía tiempo que le había echado el ojo y la ocasión se presentó tras una eternidad de lucha consigo mismo. Por su parte, cansado avanzó varias páginas hasta llegar a color, que le estaba llamando con insistencia. --¿Qué pasa?, preguntó cansado a color con un bostezo inconmensurable. Cerilla se removió en su hoja, algo indignada: ¿Os queréis callar? -dijo-. El pobre muchacho está intentando concentrarse, y vosotros ahí con la charleta. Es que me encendéis, entre todos me encendéis. A todo esto, rama, que se había juntado con ventana, que parece que le había puesto ojillos, respondió a cerilla: --¿Y si tanto te molesta nuestro escándalo, por qué no cierras tus fósforos y te callas? Además, qué concentrado ni concentrado, el chaval está más sopa que la sopa que hace su madre todos los lunes. --Eso eso, -agregó ventana mirando enfurecida a cerilla-, Déjanos en paz al resto, que tenemos derecho a expresarnos de vez en cuando. --Ay, la leche, -dijo pato a tinieblas- estas al final se pegan, te lo digo yo que se pegan. Tinieblas se encogió de hombros y se limitó a observar la trifulca con interés. --No creo yo que llegue la sangre al río -terció tímidamente enrojecer, inundado por la vergüenza-. --Qué va a llegar la sangre al río, -sentenció regularmente con una voz monótona-, siempre empiezan así y luego acaban jugando todos juntos al pilla pilla. La cháchara y la juerga se extendió hasta altas horas de la noche. Concretamente, hasta que la madre de Gabriel aporreó la puerta del cuarto del muchacho para pedirle por favor que bajara el volumen de la tele, que tanto ruido no la dejaba dormir. Gabriel, aturdido, se desperezó y sin entender nada, se quedó mirando el libro bajo el que había dormitado, se arropó, ahora sí, en su cama, y pensó: "Vaya tela, cada vez tengo sueños más raros. Juraría que he oído voces dentro del libro este. En fin, me voy al sobre".

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17. Grekko,

Hola, acá está mi texto, me interesó mucho participar y pues aquí está :D
disculpen si se repiten mucho palabras como pato o cerilla, pero las 10 palabras principales puestas por el amigo están aquí. sin más, aquí vamos...
el campamento del pato:
Todas las tardes, a eso de las 8, un pato se sentaba frente a una casa a mirar las estrellas, pensando en formar un canpamento.
Había visto a muchas personas regularmente hacer eso a lo que llaman ellos canpamentos en su bosque, frente a su lago. una cosa luminosa llamada fuego, que se prendía colocando un montón de ramas y frotando en ellas algo a lo que ellos llaman cerillas. Una de esas veces, el pato siguió a un grupo de humanos que habían montado un canpamento hasta esta casa, pero que parecía estar avandonada. Pero eso no era posible, la casa de madera, de color azul oscuro con distintas decoraciones parecía estar tán habitada como cualquier casa que el pato haya visto en el bosque.
De vez en cuando este patito miraba hacia la ventana que estaba tras él, para saver si encontraba a los residentes de esta casa tan solitaria, pero a la vez tan llena de color.
Hasta que un día, a la misma hora de siempre, el pato decidió explorar los alrevedores de la casa. Nunca se atrebió a hacerlo, por el hecho de que la casa parecía ser tán habitada como el bosque que había tras la cerca de madera, durante la noche. Pero sabía que no lo estaba por que no había luz tras las ventanas.
Así que sin más preámbulos el pato se acercó a la casa y enpujó con sus fuerzas la puerta principal. Esta no estaba cerrada. de echo, estaba entreabierta! tanto miedo había tenido por nada? ya al estar dentro de la casa, se propuso a buscar una cerilla. tras un buen rato de búsqueda, no pudo encontrar nada. incluso había subido al segundo piso, y decir que las escaleras lo habían dejado bastante cansado era poco.
mientras buscaba por las ordenadas habitaciones de la casa, recordó que abajo, en el primer piso, había olvidado buscar en un lugar en el que había una alta torre de la cual se sentía frío, una especie de laguna pequeña en la que no había agua y sonaba extraña y una casa grande llena de circulitos en el techo. reunió fuerzas para bajar las escaleras y llegó a la cocina con las plumas enrogecidas por el cansancio. sobre un techo había una cajita! el pato saltó y agarró la caja (que estaba en realidad sobre una mesa baja) y salió rápidamente de la casa. saltando como un loco, llegó hasta el sitio de siempre, en el que había reunido muchas ramas y hojas para imaginarse su propio canpamento, y sacó una cerilla de la caja. como pudo, frotó la cerilla contra una rama con todas sus fuerzas y bffff, creció un fuego rugiente! el patito lo había conseguido!
Pero ten cuidado, patito! sintió que le picaba la garganta (por el humo) y rápidamente se alejó un par de metros del fuego. la primera parte del canpamento estaba lista... ahora, devía buscar alguien con quien compartirlo, algo con que dormir y algo para comer...

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18. el_caballero_tooxico ,

Loco:

Dicen que tu amor me está volviendo loco, que cuando hablas me desenfoco, que hay magia en tu garganta, y que a tu amor regularmente de primero lo coloco.
Dicen que tu amor me vuelve loco. Que lo demás poco me importa o me importa poco, que es tu amor la brisa que apagó la cerilla de la duda que visitaba mi vida y ahora parezco un loco, abrí la ventana de mi corazón, y tu amor se coló poco a poco.

Llegaste a mí cuando mi vida era un completo drama, mi corazón pendía de una rama, se me habían cansado las alas y ya no tenía fuerzas para volar,
llenas de color mis días, iluminas mi sonrisa, haces enrojecer mis mejillas con tan solo escucharte hablar;
y como un pato en pleno nado, voy disfrutando, tramo a tramo, de este bello y preciado milagro que es amar.

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19. glauca,

como cada día desde hace 8 meses, Cutufato el pato cansado de un rechazo más subió a la rama más alta de su árbol favorito.
Regularmente Juana la Higuana le decía que no a todas las flores que le llevaba, a los jugosos gusanos que él conseguía para ella... Siempre igual, todos los días.
¿por qué fue diferente y más importante ese día? simple; desde hacía 1 año cuando Cutufato decidió lanzarse y proponerle que fuera su novia, había ahorrado pluma tras pluma para darlas a la serpiente quien tenía el grupo más grande de lechuzas cantantes. Porque muy en el fondo ella añoraba (si es que algún día lo conseguía) hacerse un gran edredón con el que cubrir sus múltiples anillos. Estaba harta de mirar siempre por la ventana de los humanos y ver como cuando oscurecía y las tinieblas tomaban el bosque muy calentitos dormían bajo esos edredones de plumas que ella tanto quería.
Cuando tuvo muchas plumas y lo consideró suficiente, con Cutufato más calvo que nunca por el esfuerzo de ir arrancando pluma tras pluma, esperar a que crecieran y repetir el proceso una y otra vez, las lechuzas ensayaron sus mejores ululares y fueron a cantarle a Juana.
-Esforzando al máximo su garganta para que todos supieran que estaba allí por ella gritó: -¡Juana! soy el pato Cutufato. Un pato perverso que te viene a cantar en verso con la esperanza remota de que en tus escamas, haya para él un beso.
Juana lo escuchaba desde el estanque mientras el color abandonaba sus escamas y todas las ranas la veían enrojecer de la cabeza a la cola. ¿quién se cree que es ese pato? -dijo una rana de ojos saltones. ¡tiene que estar loco para pensar que puede ser novio de alguien como tú!
¡dile que tienes novio! -exclamó un renacuajo que la miraba a las patas de forma atrevida. Ambos sabemos que tú y yo estamos destinados a estar juntos.
Así pues, se armó de valor y decidió responder a Cutufato en alta voz: ¡es Juana la higuana quien responde! y te dice a ti, pato impertinente, que ni hoy ni nunca, podrá corresponderte.
Oyendo estas cosas, Cutufato rompió a llorar y corrió a ocultarse en la rama más alta de su árbol favorito encima de la casa del árbol de Nicolás. un niño explorador que cada día iba a observar las aves.
lloró lágrimas de pato triste porque no entendía que debía hacer para ganar el corazón de Juana. Fue entonces cuando la noche calló y el bosque oscureció. mientras Nicolás se preparaba para dormir, decidió encender una vela con la única cerilla que había podido rescatar de una caja que se había mojado esa mañana.
Justo entonces quiso la casualidad o el DIOS de patos e higuanas, que Juana cruzara por allí rumbo a esconderse de posibles predadores,
que viera ella en ese único destello de la cerilla al encenderse, los ojos grises de cutufato el pato. Recordó entonces aquello de un pato perverso que te canta en Verso. Pensó que si que podía tener un beso oculto entre sus escamas si él se lo pedía. Trepó entonces hasta la rama más alta de aquel árbol y escondido, tiritando, lleno de lágrimas y mocos, encontró al pato más gordito que había visto nunca.
Quiso darle un mordisco pero recordó que era él quien le llevaba gusanos y flores. Pensó en su canción, se acercó lentamente, y lo besó.

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20. phoenix_rising,

Un estanque, un feliz estanque, rodeado de preciosas flores que daban la impresión de que ese paradisíaco lugar fuera perfecto. Vida, vida era lo que había allí, nada más que eso. Los pájaros coronaban el firmamento de aquel lugar, la suabe brisa movía suabemente las aguas. regularmente pasaban por allí cazadores hambrientos de destrucción. Eso mantenía asustados a los animales del lugar, que tan pacíficamente vivían en armonía. al escuchar las fuertes gargantas de los cazadores gritar cuando encontraban su presa, todos corrían a esconderse, allá, detrás de las ramas, sin saber cuánto más podrían sobrevivir.
Ese día, un pato cruzaba las aguas, deseoso de saciar su sed. Había estado volando un largo tiempo y encontró ese paradisíaco lugar, como si el mismo destino lo huviera guiado. Y esa era la palabra clave, destino. Nunca puedes escapar de tu destino, todo está escrito, todo está marcado desde que naces, porque la vida puede abrir sus fauces y mostrarte la criatura que lleva en su interior, y es cuando tu destino aclama por ti.
Otro día, el pato se hallaba sobrevolando el estanque, listo para partir una vez más, listo para emprender un viaje. Por alguna razón, los animales se encontraban extraños. Los cachorros apegados a sus madres, los pájaros no se encontraban ya en las ramas de los árboles, y el alegre lugar se fue convirtiendo en tinieblas cuando a lo lejos, un sonido estridente se escuchaba venir.
Cinco hombres marcharon sobre los pastizales. hablaban en voz muy alta, comentando sobre sus intenciones. Esta será una proeza para el mundo. Territorio sin dominar aún en medio de sombríos bosques.
El hombre venía a reclamar lo que no era suyo para dominarlo, para mandar sobre aquello. Una gran ciudad se comenzaría a construir allí, pero aún faltaba. El territorio debía ser quemado para eliminar todo rastro de selva que quedara allí, para desaparecer los pastos y los árboles y tener terreno libre, sobre el cual solo habría concreto. El hombre como lo conocemos, quien lleva la destrucción a donde va, quien roba para edificar su hogar, quien despiadadamente se deshace de todo lugar habitado.
El proceso comenzaba. los hombres arrojaron a los pastizales una especie de palos encendidos previamente, estos parecían cerillas gigantes. Una gran cabeza en la punta era consumida por el fuego e instantáneamente comenzó la destrucción. los insectos corrieron a sus guaridas, los animales huían con sus fsmilias, todos hacia las aguas, mientras el fuego, loco y boraz, consumía todo lo que tocaba. El color verde de la naturaleza que habitaba ese lugar fue enrrojeciendo hasta verse reducido a cenizas. Allá lejos, en la ciudad, por las ventanas de las casas podía observarse el fuego consumirlo todo.
A los pocos meses el lugar estaba reducido a cenizas y naturaleza muerta. Los animales, cansados en su huida de las hambrientas llamas, tampoco sobrevivieron, sino que las mismas los deboraron sin piedad ni compasión. La alegría para los pocos que pudieron sobrevivir no duró mucho tiempo, ya que fueron arrazadas completas sus familias, ellos despojados de la protección de un hogar. Y el hombre... eso es otra historia.
Se dice que muchos años después, en ese bello lugar donde tanta tranquilidad había, fue habitado por humanos. Esto es un ejemplo clave de la codicia de la humanidad por dominarlo todo, llevándolo a destruir lo que se presente si es necesario para dominar la naturaleza, trayendo cada vez más despiadada destrucción.

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21. greenstar,

bueno aqui esta mi istoria, Era un pato muy loco, al que le gustaba el color amarillo y volar de charca en charca y rama en rama, asta que un día volando como lo haría siempre, volar, volar, llegó a una ventana, y enzima encontró una caja de serillos, la cogió para llevar cela, pero no pudiendo mas, cansado se quedo hay a dormir, mas un hombre que pasaba por hay enrojecido por el calor, y muerto de hambre, vio al pato tan apetitoso que decidió llevarlo a su casa para cocinarlo, pero de camino a su casa callo la noche, mas recordó que tan bien había cogido la caja de serillos y decidió encender uno, para alumbrar las tinieblas que lo rodeaban, pero conforme avanzaba, se hacia mas de noche, I se hacia mas difícil caminar, entonces se sentó bajo un árbol, I ató al pato a el árbol, y se que do dormido. al día siguiente en pesando a caminar nuevamente, pensaba en el rico banquete que se iba a dar con el suculento pato, pero ya el cansancio comenzaba a vencer a el hombre y le ardía mucho la garganta por la falta de agua, ya que se le abia acabado y no encontraba mas, entonces el pato aprovechando un descuido de el hombre, escapó y volvió hacer libre.

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22. TophBeifong,

Érase un pato un poco loco, dado que le gustaba jugar con cerillas cuando nadie le veía, especialmente en los días de tinieblas.
Un día, mientras se entregaba a sus juegos un tanto pirómanos, una de sus cerillas ya encendida, cayó por la ventana, encendiendo una rama cercana, haciéndola arder con el color de un carbón listo para la parrilla, el pato, al ver aquel caos, dio tal grito que su garganta le quedó escociendo y, posiblemente, hasta enrojecer. Regularmente corría al lago que se hallaba más cercano a buscar agua para apagar este tipo de incidentes, pero, desgraciadamente, se encontraban en plena época de sequía, así que, cansado de todo aquello, decidió irse volando sin rumbo fijo.

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Última edición por TophBeifong, 03.12.2020 22:36:48

23. Gamer_girl,

Loco por amor:
Por: Gamer girl:

Esta es la historia de un escritor loco y romántico empedernido, que se la pasaba días, a veces noches enteras, escribiendo historias y poemas de amor, con la esperanza de algún día encontrarlo. También era un obsesivo lector que disfrutaba de leer sobre cultura general, algo que hacía regularmente.
La cerilla que resultó ser quien dio inicio a su vida de telenovela, fue una chica que lo había enamorado cuando cursaba el tercer año de secundaria. Su nombre era Esmeralda, una chica muy hermosa por cierto. Medía 1.60, sus ojos eran de un color verde que le hacían honor a su nombre, su cabello castaño caía por debajo de la cintura, y tenía una particularidad que no se veía en muchas damas de ese entonces: Su boca era ancha, como la de un pato. Era tan notorio ese rasgo que hubieron chicos que llegaron a hacerle Bullying. Una vez, Bruce (quien así se llamaba este joven que de adulto se convertiría en escritor) presenció cuando uno de los brabucones del último año molestaba a Esmeralda. Cansado de que se metieran con los más débiles, Bruce tomó una rama y alcanzó a golpear al chico, logrando espantarlo.
--No tenías porqué hacerlo, Bruce. –Le dijo Esmeralda en ese tono tan dulce que podía enrojecer su rostro en segundos y hacerlo temblar como un tonto. Él se aclaró la garganta y le contestó:
--Haría cualquier cosa por una chica tan hermosa como tú, Esmeralda. –Ella sonrió y lo abrazó con todas sus fuerzas, diciéndole algo que lo sorprendió por completo.
--¿Te parece si salimos a caminar esta noche, a la luz de la luna?
--Acepto con el mayor de los gustos, bella mujer. -Como los padres de Bruce eran estrictos, no tuvo mejor idea que escaparse por la ventana. No le importaba si luego lo regañaban, valía la pena arriesgarse por la chica que tanto lo embelesaba.
Llegó ansioso a aquel parque, el lugar de encuentro, pero no vio a Esmeralda por ningún lugar. Minutos después, el viento deja caer en las manos de Bruce, una misteriosa nota que al leerla lo dejó sin palabras:
“Querido Bruce: Gracias por ser tan bueno conmigo y defenderme cuando nadie lo ha hecho. Pero, mi lugar no es contigo, ni siquiera sé si en este mundo también. Me han roto el corazón hace unos meses y fue más de lo que pude soportar. Sé que es difícil decirte esto, mas no me queda otra. Sigue adelante con tu vida, con tus sueños, y pase lo que pase, no dejes de buscar el amor. Yo sé que un día lo encontrarás, seguramente esa chica se parezca a mí en varios aspectos, pero no seré yo”.
Con el corazón partido, se retiró del parque, sabiendo desde aquel instante que nada sería igual y no se equivocó. Nunca volvió a ver a Esmeralda, los años pasaron y Bruce se convirtió en un joven solitario que se refugiaba en los libros y en su ordenador, con el que escribía hasta caer exhausto sobre el escritorio.
Una noche, después de escribir unas cuantas páginas de una novela de romance, se quedó dormido en segundos y tuvo un sueño que le reforzaría sus esperanzas de que todo estaría bien: No temas, conocerás a alguien que con su amor sacará a tu corazón de las tinieblas. Pase lo que pase, no dejes de luchar –escuchó decir en ese sueño. Miró hacia todas partes, pero no vio a nadie. Sin embargo, al despertar, lo hizo lleno de energía y con una actitud más positiva sobre el amor.

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24. Un-Duende-Fantasma-De-La-Navidad,

El duende barrigón, y muertos del corazón.
Por Mr.iperTarboo.
Un duende, muy pequeño y barrigón, se levantó un día por la mañana, a observar por la ventana, de la casa de unos campesinos, que se comían una manzana mientras observaban las noticias, en una televisión como de 20 pulgadas, en las que hablaban de la sociedad latinoamericana, el duende muy tranquilo, se metió por la ventana, se dirigió hacia la cocina, tomando una caja de cerillas,, apareciendo y desapareciendo frente a los campesinos, que ni bien vieron al duende, empezaron a salir corriendo chocándose con la pared, pared que recién hace unos días habían pintado con tanto esmero de color amarillo y verde, quitando casi toda la pintura y manchándose con esta.
El duende, como si no pasara nada, como un loco, se acercó hacia la televisión y de sus manos, dejó caer una cerilla ardiente hacia los cables de esta, haciendo que estos se quemaran, llenando las gargantas de los presentes, de puro humo, uno de los presentes, un campecino como de 60 años, cogió una rama, de un arbol de manzanas y empezó a seguir al duende, que no podía correr bién debido a que era muy barrigon, pero aún así, dió todo de sí, pero el campecino, ya no podía correr más, y ya canzado, se tiró al suelo.
El duende, ya un poco más tranquilo, usó su magia de duende, y se transformó en un pato de múltiples colores, y emprendió el vuelo.
¿Porqué Socotroco no llega?
Se preguntaban los campecinos, que ya hacían dentro de la casa, tratando de apagar el fuego, que tanto los atormentaba, uno de ellos, salió, y dijo, voy a buscarlo, y luego de un tiempo, bió a su amigo, tendido en el suelo, aparentemente muerto o desmayado.
Ese duende, me las va a pagar dijo el hombre, que cogiendo un palo largo, se sumía en un enojo y transformando su cara, en una cara de furia pura, y enrrojeciendose de manera desmedida, dijo, juro que me las vas a pagar, duende, y de tanto enojo y furia que sentía, se infartó y acostandose en el suelo dió su último suspiro, sumiendose en un mundo de oscuridad y tinieblas.
Después de eso, el duende aparecía regularmente por esos rumbos, haciendo que cada uno de los ocupantes de esa casa, se infartara por culpa del duende, todos los 10 que allí estavan, murieron de un paro cardiaco.

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Última edición por Un-Duende-Fantasma-De-La-Navidad, 04.12.2020 04:28:58

25. la-princesa-joha ,

era una hermosa tarde de verano, y yo me encontraba acostada sobre una hamaca junto a la casa de campo de mi familia. Me sentí tan feliz cuando en la mañana, mis padres anunciaron que saldríamos a vacacionar unos días en el campo. La alegría fue tanta que enseguida corrí a preparar mi equipaje con todo lo que allí necesitaría. Estaba impaciente por llegar, pues en ese lugar viví los momentos más dichosos de mi infancia. Contemplé el atardecer y mientras disfrutaba la calidez del ambiente sentí como lentamente mis ojos se cerraban.
Era ya la noche y me encontraba caminando junto al río, y sumida en mis pensamientos no me di cuenta que alguien venía de una dirección contraria. De pronto se escuchó el chasquido de una rama al romperse, con un sobresalto empecé a mirar a todas partes buscando la causa de aquél sonido. Me quedé paralizada cuando lo vi en frente, con una gran sonrisa en los labios. El primer pensamiento fue que clase de persona camina en este lugar, y a estas horas de la noche? Fue entonces cuando caí en cuenta de que yo también estaba caminando sola en ese lugar. Quise correr, mi mente me decía que podría ser peligroso, pero algo en mi interior me decía que no lo hiciera. Y bueno, ustedes que creen? Le hice caso al corazón. Y en lugar de alejarme de allí inmediatamente le pregunté, ¿tú quién eres? Somos vecinos me dijo él. Pues yo no recuerdo haberte visto por aquí, contesté. Entonces me explicó que su familia tenía una propiedad cerca, y que de vez en cuando a él le gustaba venir con ellos para alejarse un poco de la ciudad. Qué casualidad, a mí también me encanta venir al campo, se respira un aire puro, tranquilo, le respondí. Pero de todos modos no debería estar aquí, pensé. Pues esta es la propiedad de mi abuelo, no la suya. Lo miré a los ojos y le dije, tu no deberías estar en tu casa? Esta parte del río no forma parte de la propiedad de tu familia. Acaso me estás corriendo, me dijo el, claro que no, solo que se me hace extraño el hecho de que tú te encuentres en este lugar. Sin responder a mi pregunta, él se sentó en una roca y me dijo, tienes algunos serillos? Con la curiosidad pintada en el rostro le dije, no has contestado a mi pregunta, y sin embargo me pides cerillos, que pretendes? Pues encender una fogata, acaso no tienes frío? Me respondió. Cayendo en cuenta de que en realidad hacía un tanto de frío saqué mi kit de excursión y le di lo que me pedía. Me senté sobre un árbol caído y en silencio contemplé como encendía aquellos leños. Entonces él dijo, hace mucho tiempo que tenía la ilusión de encontrarte, y hoy, sin pensarlo, sin planearlo, veo cumplirse un sueño. A que te refieres? Pregunté. Desde el momento en que te vi por primera vez, tan alegre, tan despreocupada, tan llena de vida, soñé con acercarme a ti algún día. Cada vez que llegaba aquí, lo primero que hacía es buscarte, y cuando no te encontraba me sentía tan frustrado. De que me estás hablando, Acaso tú me espías? Pregunté yo. No, solo te contemplaba de lejos, como a una estrella que jamás podría alcanzar, contestó el. Yo no sabía que decir, estaba tan desconcertada, que hice lo que mejor me pareció en ese momento, me reí. Aquella noche fue el principio de una historia de amor. Todo fue increíble, hablamos, reímos. Y aunque en un principio me pareció un tanto triste y callado, yo me encargué de hacerlo sonreír. Tras pasar una velada interesante me disponía a regresar a casa de mis abuelos, entonces el me sujetó del brazo, y con una sonrisa pícara me dijo, si no me hablas, no sabes lo que te estás perdiendo, y se marchó. No pude menos que echarme a reír por aquel comentario, y con una sonrisa pintada en mi rostro, emprendí el camino de regreso a casa.
Fue así como durante aquellas vacaciones, ese lugar se convirtió en el punto de encuentro de todas las noches. Me sentí tan triste cuando llegó el momento de despedirse, pues yo tenía que regresar a la ciudad, mis clases iniciarían pronto. No te vayas, me dijo él. El deber es mas pesado que una montaña, contesté yo. Quiero que conserves algo hasta el momento en que nos veamos de nuevo, dijo él. Entonces me entregó una hermosa caja adornada con un lazo blanco. Tomando mis manos entre las suyas, me miró a los ojos y me dijo, quiero que hoy sea un día especial, la verdad no quería hacer esto tan pronto, pero ya no puedo esperar más. Me estás asustando, acaso sucede algo malo? Pregunté. No sé si sea algo bueno, o malo, solo quiero decir lo que ya no puedo callar, respondió el. Bueno, pues habla de una vez, que me estás asustando respondí, con un suave golpe en el pecho. Yo caminaba entre tinieblas, buscando una luz para seguir, encontré barias, sí… pero ninguna me llevó por el camino correcto, fueron espejismos en el desierto. Un día sin pensar, la luna me mostró tu rostro. Tu… te convertiste en aquella estrella que da calor a mi vida, brillante como nada que hubiera conocido. Quiero pedirte que me acompañes, pues estoy seguro que tú eres mi guía en este camino, dijo él. Yo me sentí tan feliz, sabía que este momento llegaría, pero sí que me sorprendió la rapidez de los acontecimientos. Mirándolo a los ojos dije, en el tiempo que hemos llevado de conocernos, me he dado cuenta que tu as traído color a mis días, y si antes era feliz, ahora soy mucho más que eso. Si… acepto caminar contigo, sé que juntos encontraremos la senda que nos llevará a un nuevo amanecer.
En ese momento tomó la caja que había traído, y al abrirla pude contemplar un hermoso pato. Dijiste que no te gustaban los osos de peluche, es por ello que decidí traer algo diferente, espero que te guste, me dijo él, con una radiante sonrisa en los labios. Encantada tomé el peluche entre mis brazos, era tan hermoso, tan suave que no pude resistir abrasarlo y besarlo, por ese maravilloso regalo que nunca nadie me dio. Nos mantendremos en contacto, yo te escribiré, y espero que tú también lo hagas, le dije, en un tono que no aceptaba negativas. Por supuesto que lo aré, no lo dudes, respondió el, con un abraso.
Al regresar a mis actividades cotidianas sentí un gran vacío, pues me avía acostumbrado a despertar cada mañana sabiendo que al llegar la noche, el estaría esperando, en el mismo lugar. Pasaron los días y aunque todos los días nos comunicábamos, yo estaba cada vez más impaciente porque llegara el momento de vernos. En ese instante recordé aquella canción que decía, “dame un beso que me dure hasta el lunes” y me dije, supongo que esta vez tendré que decir, un beso que me dure hasta el siguiente verano, verdad?
Las clases transcurrían con total normalidad y a mí cada vez se me hacía que el tiempo pasaba más lento. Mis amigas me veían muy impaciente y me preguntaban qué era lo que me pasaba, pues cada vez me negaba más a salir los fines de semana, como lo asíamos regularmente, antes de mis últimas vacaciones. Sentí que debía compartirlo con alguien, y entonces me decidí a contarles lo que cambió en mí, durante el tiempo que no estuvimos juntas. A medida que les iba relatando la historia, se sorprendían más y más, ya que no creían que alguien que decía dejar el romanticismo y el amor para los demás, estuviese contando algo que tratara de exactamente lo mismo. Por supuesto se alegraron por mí, me felicitaron y me dijeron, bienvenida. Me reí por aquel comentario, pues ellas eran de la idea de que el amor era ciego y lo acompañaba la locura. Ya nos contarás que cosas increíbles haces, me dijeron, con una sonrisa misteriosa.
Al fin, habían terminado las clases, y yo estaba muy emocionada por regresar a casa de mis abuelitos, me moría por verlo! Digo, verlos. Cuando llegué allí contemplé aquél lugar con una gran alegría, pues me sentía en casa. Mis abuelitos me recibieron con un gran entusiasmo, y por supuesto, enseguida empezaron a consentir a su nieta.
En la tarde cuando me preparaba para el encuentro tan esperado, me quedé pensando en una idea un tanto alocada. Con una sonrisa por la maravillosa idea que se me avía ocurrido, caminé al encuentro de mi amado. Al llegar me paré en seco, pues el lugar estaba adornado con flores y luces en barias tonalidades. Y… por fin, en el centro estaba el de pie, tan hermoso como siempre. Sin pensarlo dos beses corrí a sus brazos, y al instante el me rodeó con los suyos. E echado de menos cariño, dijo él. No más que yo… contesté con una sonrisa. Y como en nuestro primer encuentro, no podía faltar la fogata! por lo que recolectando hojas y leños secos, nos encargamos de encenderla. Al sentarnos alrededor de la fogata me di cuenta que tenía un aire cansado, con la mirada triste y los ojos enrojecidos por el llanto. Asustada me acerqué a el y le pregunté, que tienes? De pronto me abrasó y llorando me dijo mis abuelos murieron… pero cuando, como,, pregunté yo. Hace un mes, ellos viajaban al encuentro de mi tío, y tuvieron un accidente. Para mi ha sido un golpe muy fuerte, pues ellos siempre estuvieron conmigo cuando yo era niño, y me dieron la atención que mis padres no tuvieron conmigo, respondió. Cuanto lo siento, la verdad no sé qué haría yo si perdiese a mis abuelos, dije yo, mientras acariciaba su rostro. Nos quedamos en silencio un rato, contemplando el crepitar del fuego y escuchando los sonidos de la noche. Como has estado? Preguntó el. Empecé a contarle todo lo que avía pasado en mi periodo de clase, así como también los sucesos ocurridos en la familia. Él me contó los acontecimientos sobre su trabajo, amigos y lo que avía echo fuera de lo laboral. En ese momento recordé el día en que nos conocimos, la sonrisa, el misterio que transmitía. Y verlo tan triste, me sobrecogía el corazón. De pronto recordé aquella idea que se me había ocurrido en el camino, y decidí planteársela, definitivamente y como aquella primera vez, me encargaría de hacerlo sonreír. Al terminar de explicarle mi fantástico plan, el me miró intensamente y dijo, Estás segura? Completamente contesté yo, todas las noches dejaré la ventana de mi recámara abierta, y tu tendrás que encontrar la forma de llegar hasta mí. No me tientes, dijo el, con una sonrisa ladina. Con una carcajada me recosté en sus brazos y bueno… El resto de la noche la empleamos en intentar recuperar el tiempo que no estuvimos juntos, dejándole a la luna… el trabajo de sellar nuestra pación.
al siguiente día me encontraba caminando de un lado a otro en mi habitación, pues estaba impaciente porque llegara la noche. Me senté sobre mi cama y empecé a pensar en los obstáculos que él tendría que atravesar para llegar hasta mi recámara. No voy a ganar nada quedándome aquí, me dije a mí misma, por lo que decidí ayudarles a mis abuelos en lo que ellos necesitasen.
Al llegar la noche me sentí tan agotada que moría por ir a dormir, no obstante, la ilusión de saber que hoy sería la primera noche del desafío, me hizo mantenerme despierta. Las horas pasaban y él no llegaba, será que al final no pudo salir? Pensé yo. Decidí leer un libro, con la esperanza de no dormirme y así poder recibirlo cuando llegase. Era la mañana siguiente y yo desperté sobresaltada, pues no supe cuando me quedé dormida. De pronto miré a mi alrededor y me quedé desconcertada, pues no estaba en mi cama. Entonces recordé el propósito de la noche anterior y la ira empezó a embargarme, pues él no había llegado. Me levanté rápidamente y me dispuse a ir en su busca, pues ni siquiera me había escrito para disculparse. Al salir de la casa mis abuelos me miraron y me preguntaron que me pasaba, pero yo estaba tan furiosa que me fui sin responderles.
Llegué a su casa y empecé a tocar el timbre insistentemente, cuando de pronto una señora un tanto llorosa me abrió la puerta. Yo me quedé mirándola y a su vez, ella izo lo propio. Tu debes ser la chica de la que mi hijo tanto hablaba, dijo ella. Se encuentra su hijo? Pregunté yo, con un deje de fastidio en la voz. Ella se echó a llorar y me dijo, el murió ayer. Me quedé paralizada y las lágrimas no tardaron en acudir. Pero como, si estaba muy bien, que le pasó? Pegunté yo, mientras mi mente no dejaba de pensar en un sinfín de posibilidades. Un infarto fulminante, contestó ella. Poco a poco fui perdiendo las fuerzas y mis rodillas empezaron a flaquear, lo último que vi antes de perder el conocimiento fue a la madre de quien fue mi amado… gritando por ayuda.
Todo se veía borroso y de pronto sentí un picor en la garganta. Abrí los ojos y miré confusa mi alrededor, me quedé sorprendida, pues me encontraba recostada en la hamaca. Entonces me levanté y me froté los ojos, tenía la extraña sensación de que algo había pasado. Pero, qué pasó? Me pregunté. Hasta que al fin despiertas, dijo mi madre a mi espalda, me volteé a verla y con un bostezo le dije, cuanto tiempo llevo dormida? Toda la tarde, y mira que ni siquiera te pusiste el repelente, tienes el cuello y los brazos llenos de picaduras de mosquitos, dijo ella. Entonces rememoré todo lo que avía vivido y con un suspiro dije, fue un sueño. Por que te quedas callada? Preguntó mi madre. es que… a beses ay sueños que pueden parecer tan realistas, contesté yo. Si, suele pasar, pero deja de pensar en eso y vamos a cenar, que tu padre nos espera, dijo ella, con un toque burlón. Entre risas fueron adentrándose en la casa, sin siquiera sospechar que en la lejanía… alguien la observaba.

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26. Lieta,

“Solo es una noche” -me repito regularmente para evitar que la rabia y el rechazo me hagan enrojecer y que sea aún más evidente lo poco que encajo aquí. Para ignorar la hipocresía, tan espesa que siento que podría respirarla. Para evitar responder a los comentarios supuestamente inocentes, pero en verdad hirientes que nunca se han cansado de hacer estas personas con las que siempre me veo obligada a compartir mesa en este día señalado.
A pesar de algunas voces gritonas que más parecen procedentes de la garganta de un loco que de alguien contento, como debería ser, logro distraerme tarareando mentalmente las canciones que pusieron de fondo al principio de la noche. No fuera a ser que lo que llena algunos vasos tarde demasiado en hacer efecto y la falta de conversación por no estar juntos más que en las fechas importantes provoque algún tipo de silencio incómodo… En fin.
Para mi sorpresa, de pronto, la música va haciéndose más y más intensa, llenando la habitación y tapando la mayoría de las voces presentes en ella.
De pronto los pedazos de pato a la naranja o paté con mermelada de frutos rojos se convierten en comidas apetitosas para mí. La estancia recargada por el olor del tabaco se impregna de un aroma a dulces recién hechos y colonias familiares. La iluminación se transforma y a las bombillas del techo se les unen las pequeñas lucecitas procedentes del precioso pino que se alza en un rincón, con cada rama adornada con una cinta y una figurita de color y forma diferentes. Toco la ventana que está junto a mí y no lejos, como antes, y la noto fría y con marcas de los copos de nieve que caen suave y blandamente en esta última noche del año…
Me siento como la niña del cuento, que con cada cerilla que encendía para calentarse se metía más y más en una escena idílica que le hacía olvidar su desventura anterior.
Entonces la canción, que me ha acompañado estos segundos en los que he parecido estar en una pompa atemporal mientras asimilaba los cambios a mi alrededor, baja de volumen bruscamente. Temo que, como en la historia, la luz de mi fósforo particular se haya esfumado y me vuelva a sumergir en las tinieblas de esta noche encadenada a lo que se espera de mí, pero mi sorpresa es mayúscula cuando las voces que descubre el silencio son las de las personas con las que daría cualquier cosa por terminar el año. Pienso que me he abstraído demasiado, pero de cualquier forma si así las horas hasta volver a casa pasan antes, bienvenido sea.
Pero las risas en torno a mí parecen tan vívidas… Y las amigas que me dicen que me deje de tonterías y me una al grupo hablan tan parecido a como lo harían si estuviesen a mi lado…
Y cuando por primera vez en una noche de fin de año río realmente y me siento con ánimos de cantar, cuando llegan las doce y me encuentro en una maraña de abrazos y empujones rebosantes de sinceridad y alegría, cuando siento que estoy con la gente que quiero, me convenzo. Y me doy cuenta de que puede vivirse momentos mágicos incluso solo leyendo historias como esta.
Al fin y al cabo, el treinta y uno de diciembre solo es una noche.

Para esas personas con las que me siento realmente yo y realmente feliz, y con las que cada día es una fiesta.

Lieta

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Última edición por Lieta, 04.12.2020 23:39:24

27. una_esmeralda,

hola chicos ya pongo mi escrito. no lo hice más temprano porque no había internet y espero que aún no sea muy tarde.

Mientras caminaba por el bosque soportando el sofocante calor que hacía enrojecer mi cara, mientras escuchaba el crujir de las hojas y ramas secas del suelo cada vez que daba un paso y mi garganta clamaba por algo que la refrescara, sin darme cuenta me acerqué a un río muy ancho, de agua cristalina y poca corriente que parecía sacado de un cuento de princesas.
Al llegar a la orilla me incliné, metí las manos, bebí como si no hubiera un mañana y sentí el agua tan dulce y tan refrescante, que decidí quitarme toda mi mugrienta ropa y bañarme en sus aguas por largo rato en compañía del canto de los pájaros, la tranquilidad de los peces que pasan por allí regularmente, una iguana y dos tortugas que estaban en la orilla tomando el sol...
Estaba tan fascinada con todo lo que me rodeaba que no me había dado cuenta de lo mucho que había avanzado la tarde. Pronto caería la noche y el jardín tan hermoso que miraba en poco tiempo quedaría en la mas espantosa de las tinieblas por lo que salí rápidamente del río, pero terminando de vestirme escuché un ruido diferente a los que había escuchado desde que llegué y me quedé ahí de pié, tratando de distinguir que era, hasta que descubrí de donde venía tan dulce melodía.
A lo lejos, en la otra orilla del río, había un pato muy grande de color dorado, el cual estaba rodeado de varios patitos que lo miraban mientras cantaba y lo acompañaban moviendo sus alitas al compás de la canción.
Cuando el gran pato terminó su canto y los patitos su danza, uno de ellos volteó, me dio una especie de saludo con una de sus alas y se fue nadando seguido de los demás patitos que también me miraban. Pero el pato grande al observarme no se fue de inmediato, sino que se quedó ahí muy quieto sin siquiera respirar. Su mirada era tan penetrante que sentí un poco de miedo, pero no porque me fuera a hacer daño, sino por la fuerza de su mirada hasta que de repente abrió sus enormes alas y salieron dos peces nadando en mi dirección y se quedaron ahí como esperando algo.
Cuando me disponía a marcharme, el pato hiso un sonido tan extraño que no resistí la tentación de voltear, y cuando lo hice señaló con el pico hacia los peces que seguían allí casi a mis pies, dio media vuelta y se fue en apenas un parpadeo. Seguidamente tomé ambos peces, los preparé, y con las cerillas que tenía en un bolsillo de mis pantalones encendí una fogata donde los cociné y al comerlos sentí que estaba comiendo el mejor platillo del mundo.
Tanto así fue, que mis ojos comenzaron a sentirse pesados y mi cuerpo muy cansado y sin darme cuenta caí en un sueño muy profundo y tranquilo.
Al sentir una luz en mi cara, abrí los ojos lentamente, y en vez de ver un frondoso bosque, solo vi al sol entrar por mi ventana dando la bienvenida a un nuevo día. Ahí comprendí que todo lo que había sucedido anoche solo había sido un sueño, un loco y bonito sueño.

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28. zefir,

¡Buenos días a todos, buenos días a todas!

Sé que habéis estado esperando este momento durante mucho tiempo. Vengo a vosotros esta noche para presentar los resultados del primer concurso que se organizó en la sección de cultura del saber de este foro. El jurado eligió destacar 5 textos que apreciamos particularmente y sobre los cuales escribimos una breve nota. Esperamos que disfrutéis de la lectura de este mensaje. Sin más preámbulos, aquí está el anuncio de los resultados:
En quinto lugar, anuncio... ¡Luna_sol!
Es un hermoso sueño, por su simplicidad. Este texto cuenta la historia de una pacífica y delicada escena en la que un solo personaje está disfrutando de la naturaleza, de una manera sencilla. Tenemos un fabuloso toque de luz, encarnado por este pato que me pareció muy entrañable. Aún no sabemos si es un mundo imaginario, otro universo, o un soñador vagando por los meandros de la inconsciencia. Me gustó especialmente la imagen de los patos bailando al ritmo de la música. Traté de imaginar este magnífico pato alrededor del cual gira esta historia, fue muy agradable. Finalmente, al final del texto, tenemos algunas aclaraciones cuando descubrimos que es un sueño, ¡y estamos casi tristes por la persona que está soñando cuando descubrimos esto!

En cuarta posición, aquí está... ¡Kunoichi_Gamer_girl !
El texto sobre el amor, lo estaba esperando, ¡lo estaba esperando! Me sorprendió muy gratamente la calidad de la escritura así como la forma en que se desarrolló la historia, que fue progresiva, no permitiendo predecir el final. Esmeralda hizo saltar el corazón de Bruce cuando le dijo cómo se sentía después de defenderlo de los atacantes. Temía que terminara de forma banal y que la originalidad del texto se viera comprometida. ¡Pero no lo hizo! Un bonito giro de los acontecimientos, ya que Bruce se encontró solo en el encuentro, con sólo una corta explicación. Sin embargo, la historia termina de manera positiva, con una nota de esperanza. Esperanza de días mejores, con una nueva energía y motivación para nuestro carácter.

En el tercer paso, propongo... ¡Luchi!
Leer con esa esquisitez una situación de desesperación como la del texto, realmente nos conmovió a los miembros del jurado. Algo tan duro, tan difícil de soportar, contrastando con una literatura serena, es quizá lo más destacable. También podríamos reseñar la importancia de un amor tan límpio y bonito, roto drásticamente por un imprevisto inesperado.

Segundo, tenemos... Redoble de tambores... ¡Jaguar!
Un texto que me pareció muy relevante, eso es lo que le valió el segundo lugar en el podio. Un hombre se toma el tiempo para reflexionar, cuestiona lo que ya ha logrado, y eso es extremadamente importante. Cuando esto se hace en un ambiente natural y que invita a la reflexión, la ligereza del momento fomenta una lectura fluida del texto. Tengo la impresión de que el personaje quiere reflexionar sobre sí mismo, sobre su relación con la existencia y con el mundo que le rodea. Para ello, se pone en una situación de simplicidad voluntaria, usando sólo lo necesario. El vocabulario utilizado es rico, sin ser pomposo. Aún no tenemos los resultados de esta introspección, ¡quizás en un texto posterior!

Finalmente y para concluir esta presentación, en el primer lugar de este podio, aplaudámoslo fuerte, Arijit-Singh!
Cuando la poesía, la imaginación y el buen gusto van de la mano, salen cosas tan lindas como esta. Esa mezcla de vivencias, de sentimientos y rozando tal vez la ambigüedad en algunos momentos, hace que no todo en este escrito sea blanco o negro, que el lector imagine por sí mismo el mundo del protagonista.

Me gustaría informaros que este concurso está cerrado, espero que lo hayáis pasado en grande. Por mi parte, disfruté leyéndo y debatiendo vuestros textos con Charlie20. Nos tomó casi 5 horas leer y elegir los textos que serían honrados. Teníamos muchos textos, y fue una sorpresa muy agradable para nosotros. ¡Muchas gracias y esperamos verlos en los siguientes eventos!

Hasta pronto,
Zefirr

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Última edición por zefir, 14.12.2020 02:34:59

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