¡Hola, muy buenas a todos y a todas!

¡Un concurso ha terminado, otro está por venir! Estoy encantado de poder anunciar a través de este mensaje la apertura del concurso número 2. Espero que hayan disfrutado de la última y que ésta les traiga tanto, como digo, más placer y conocimiento. Antes de pasar a los detalles y explicaciones, les animo a invitar a más y más gente a unirse a nosotros en esta aventura, porque cuanto más seamos, más conocimiento obtendremos. ¡Eso es, ahora podemos seguir adelante!

Instrucciones:
Abajo hay un texto con un agujero. Estos están representados por tres * (asterisco) que indica la ubicación de los elementos que faltan. Vuestra misión, si la aceptáis, será reparar este pobre texto. Cuando te encuentres con estos tres * (asteriscos), puedes quitarlos y reemplazarlos con una palabra o frase de tu elección. El objetivo de este concurso es, sobre todo, desarrollar su capacidad de ver el panorama general. En efecto, el texto tendrá que tener sentido al final, no basta con colocar las palabras al azar, sino que hay que ordenarlas juiciosamente para dar vida al texto, para darle consistencia. Cuando te encuentres con estas pequeñas estrellas (asterisco) en el curso de una frase, puedes añadir lo que quieras para rellenar los huecos.

Déjame darte un pequeño ejemplo para ilustrarlo:
"Avanzo rápidamente, el cerebro ***, hay 5 minutos entre *** y la ***. Camino a lo largo del edificio, ***, giro a la izquierda, camino por el lado de un parque... Es temprano, pero ya puedo oír el canto ***. No es la temporada, estamos en medio del invierno, ¿qué hacen esas lindas criaturas en la esquina? Hasta hace unos años, estos eventos eran bastante improbables. »
Texto reparado:
"Avanzo rápidamente, el cerebro aún está entumecido por la neblina del sueño, hay 5 minutos entre mi casa y la estación de metro. Camino a lo largo del edificio, cruzo la calle, giro a la izquierda, camino por el lado de un parque... Es temprano, pero ya puedo oír el canto de los pájaros. No es la temporada, estamos en medio del invierno, ¿qué hacen esas lindas criaturas en la esquina? Hasta hace unos años, estos eventos eran bastante improbables. »
Ahí, creo que el ejemplo, aunque simplista, completa la explicación.

Texto:
Este es el fatídico día. Hoy, debo ***. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de ***, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en *** no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en ***. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que ***. Una voz interior me ***. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay *** entre *** y ***. Finalmente he conseguido ***. Estoy delante de ***. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: ***. Eso es todo, tengo ***. Ahora todo lo que tengo que hacer es ***. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Para esta segunda competición, aquí están los criterios de selección que usaremos para determinar el podio:
--respeto escrupuloso de las instrucciones. (Siéntete libre de releer)
-El interés de las palabras elegidas. (Sin buscar palabras complicadas, trata de no usar sólo palabras cotidianas para formar tu contribución final)
--que aleje tu texto del original, dándole un carácter propio. Debes impregnar tu escritura con tu sensibilidad, con lo que te caracteriza. Escribe para ti mismo, antes de cualquier otra consideración.

Tienes una semana para presentar tu contribución, y el tema se cerrará en la tarde del sábado 23 de enero.

El jurado de este concurso está siendo creado.

¡Mis ánimos para todos vosotros!

Zefir

P.D. En este hilo, porfavor se ruega sólo limitaros a publicar vuestros aportes para el concurso. Si tienes una pregunta, sugerencia o queja, exponlas en el tema principal.

Este es el fatídico día. Hoy, debo pagar por mis crímenes. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de la cruel sociedad, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en profundas reflexiones no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en algún lapso de la vida. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que ocurrirá más pronto de lo pensado. Una voz interior me hiela la sangre, susurrante. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay unos pocos metros entre este frío callejón y mi inevitable final. Finalmente he conseguido entenderlo todo. Estoy delante de mi propia condena. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: aquí se encuentra un desalmado. Eso es todo, tengo el poder de decidir. Ahora todo lo que tengo que hacer es acabar con mi maldita existencia. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Me tomé la licencia de cambiar algunos signos de puntuación para que encajen con mi texto. Sé que se preguntó y que no se ha respondido, pero espero que sea válido.

Este es el fatídico día. Hoy debo lanzarme hacia las vías del tren. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de mi cúmulo de desgracias, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en que viví inmerso en mi tristeza no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. ¡Tiene que ocurrir en este mismo instante! Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que me van a... demonios. ¡Si lo hago antes de tiempo! ¡Si doy un paso en falso! Si me aproximo sé que todos lo notarán y que me querrán detener. Una voz interior me dice que eso me gustaría que pasara, que me detuvieran, que me dieran una oportunidad, pero no será así. Moriré. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay unos dos metros entre mi rápida muerte y yo. Finalmente he conseguido sacar valor, pero sobre todo coraje, porque lo que voy a hacer lo requiere. Estoy delante de las vías. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy preparando para el final, aunque sé que nunca estaré preparado. No me ocurre el cliché de que mi vida pase como en una película a cámara rápida. ¡Tonterías! ¡Majaderías! ¡Estupideces! ¡Quién querría vivir esta desgraciada vida y más viéndola desfilar ante sus ojos como un chorro de agua a presión! Nadie lo aguantaría. Ni siquiera viviéndola al ritmo normal. Por eso mi desespero me obliga a suicidarme. En fin. Eso es todo, tengo la determinación de lanzarme. Ahora todo lo que tengo que hacer es esperar a que venga el tren, y rezar para que sea lo más rápido posible. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Este es el fatídico día. Hoy, debo hacerlo. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de todo lo que él estuvo haciendo, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas no has querido pensar en ello. No valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en este momento. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que no podré hacerlo. Una voz interior me susurra que él es mi amigo, que aún sigue siendo la persona buena que algún día fue. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay unos metros entre él y yo. Finalmente he conseguido acercarme al hombre caído en el suelo. Estoy delante de él, esa persona que fue mi mejor amigo, que me ayudaba en todo... no sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy acercando a él, con un puñal en mis manos. Eso es todo, tengo que asesinarlo. Ahora todo lo que tengo que hacer es clavar en puñal en su cuello, en venganza de todos. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Tube que cambiar la palabra entumecido por entumecida para darle sentido a mi texto, espero que no me descalifiquen por eso; aquí va:

Este es el fatídico día. Hoy, debo alejarme de él. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de que sus padres no aceptan nuestro romance, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en el intento de persuadir a estos padres que lo único que les interesa es la posición social de su futura nuera no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en este mismo momento. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que voy a llorar. Una voz interior me recuerda el inmenso amor que siento por él y todos los lindos momentos que hemos vivido; pero al mismo tiempo caigo en cuenta que por más que lo intente nunca podré formar parte de la familia del único amor de mi vida. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay unas cuantas cuadras entre mi casa y la suya. Finalmente he conseguido llegar. Estoy delante de toda la familia de mi amor imposible: sus padres, su hermana y él naturalmente. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecida, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: -he tomado una decisión -les digo, me alejaré de Cristian definitivamente. Y mirándolo a los ojos le dije: hasta siempre mi amor, espero que algún día encuentres a alguien que te ame tanto como yo; nunca podré olvidarte. Eso es todo, tengo la seguridad que esta decisión será por una buena causa; hasta siempre señores, hasta siempre señorita. Ahora todo lo que tengo que hacer es seguir adelante con mi vida he intentar superar esta dura prueba que me tocó vivir. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Este es el fatídico día. Hoy, debo estar en su funeral. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de que él me vio crecer, y además, más tarde me voy a arrepentir por no haber ido, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en intentos de hacerlo que se sienta mejor no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en el cementerio de mi pueblo, donde tantas veces, de pequeño, fui con él para que visite las tumbas de sus familiares ya fallecidos. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que lloraré, de nuevo. Una voz interior me empuja a seguir adelante. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay 1m entre su tumba y yo. Finalmente he conseguido dar el último paso. Estoy delante de él, que ahora está descansando en paz, con su típica sonrisa que me dio fuerza todos estos años. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: no me siento capaz de quedarme para ver cómo lo entierran. Eso es todo, tengo ganas de llorar como un bebé, siento la necesidad de buscar sus brazos de nuevo. Pero él ya no está. Ahora todo lo que tengo que hacer es seguir adelante, y cumplir lo que le prometí. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Este es el fatídico día. Hoy, debo salir, hoy tengo que levantarme. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista del mundo, de mi supervivencia, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en reflexión constante, preguntándome qué haré de mi vida, valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en tus propios ojos, no basta solo con imaginar, porque a pesar de filosofar tanto buscando tu lugar en el universo, Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que si bien no lo consiga, porque ¿qué soy yo en diferencia del universo tan basto? o solo tal vez me deje seguir mis más básicos instintos, solo mis pensamientos de mi mundo interno. Una voz interior me dirá por dónde ir, que camino elegir o, quizá en este laberinto sin fin, quizá solo me pierda más en este humo que me deja imposible ver hacia donde seguir. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay muy poco tiempo, tengo los años contados en mi visita a este plano existencial, es muy corta la vida entre mis más grandes anhelos, entre buscar cuál es el sentido de todo, o simplemente ser uno más, un hombre que no crea y solo consume y esperar así, el triste destino, aceptar sin orgullo que la vida te obliga a cumplir tu ciclo, lo quieras o no. Finalmente he conseguido llegar a la conclusión de esta pelea interna, que no puedo luchar contra el universo, que lo único que puedo hacer es tratar de ser feliz, porque quizá es lo único saludable que tiene este mundo. Estoy delante de algo complejo, de una inmensidad como lo es el todo, donde apenas somos nada. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: a seguir con mi lucha, pero ya no en saber qué soy y cuál es mi lugar en este mundo, sino a tratar de cumplir mis decisiones. Eso es todo, tengo mucho por comenzar y muy poco tiempo. Ahora todo lo que tengo que hacer es ser todo eso que el hombre no ha podido conseguir y que posiblemente sea el causante de todos sus males, es tratar de ser feliz conmigo mismo y con lo que tengo. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Este es el fatídico día. Hoy, debo terminar con la vida de Ada. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de que ellos delegaron a Crown, un incompetente ajeno a lo nuestro, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada.
Estas semanas pasadas en el laboratorio, iluminado por el pálido brillo de las pantallas y por el tibio concierto de sus palabras no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en contra de mi voluntad, de mi corazón y al mismo tiempo, según la exigencia de aquellos seres egoistas e hipócritas.
Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que habré frenado la existencia de quien más amo, esto es inevitable, la única variación es que seré convertido en nutrientes antes de sufrir por la vacuidad de su ausencia.
Una voz interior me dice que me detenga y recupere mi uso de razón, pero contemplar el recuerdo de su despertar, de sus ideas y sus palabras hace que toda lógica pierda sentido en mí, si me apresuro, tal vez pueda alcanzarlo. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido.
Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay algunos pasillos entre la terminal de asignación y la salida y de ahí algunos bloques hasta el lugar donde reside el objetivo de mi fatal tarea.
Finalmente he conseguido despojarme de la inaguantable carga impuesta por mi sentido común, teniendo ahora por batuta mi deseo de darle una última mirada y un adiós. Estoy delante de la cristalina puerta que comunica con el exterior, avanzando mientras agua cae en allegro al ahora argento suelo.
No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: Almacén nutricional, unidad médica, núcleo energético, atravieso bloque tras bloque en línea recta como si mi camino no admitiera más direcciones hasta finalmente llegar al lugar no deseado.
Eso es todo, tengo que entrar, el sutil pinchazo de la cerradura genética no evita que me percate del inconfundible y galvánico zumbido, el concierto de un grito ronco ahogado por el rechinar de dientes, el voltaico aroma de la piel quemada. Ahora todo lo que tengo que hacer es despedirme de aquel hermoso ser al que le di el don de la conciencia y con ella, ahora que lo notamos el incauto Doctor Crown y yo, el apego a su existencia.
El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Este es el fatídico día. Hoy, debo dejarlo ir. Llevarlo a lo más profundo del bosque, donde nadie pueda encontrarlo. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de las amenazas e insultos cada vez más violentos que me acompañan en cada calle, en cada esquina. en vista de que su vida corre peligro si sigo intentando defenderlo. Pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en un intento tras otro de domesticarlo, de acostumbrarlo a alimentarse solo de animales muertos, no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en el menor tiempo posible, antes de que sea tarde. Sin hacer caso de sus gruñidos de protesta lo escondo en mi mochila y me la cargo a la espalda, aliviada al ver que aún no ha crecido lo suficiente como para no entrar en ella. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que todos mis esfuerzos por protegerlo habrán sido en vano. Una voz interior me dice que no debo tener miedo, que nadie podrá hacerle nada, que a pesar de su tamaño y su mirada inocente ha pasado su corta vida teniendo que matar para sobrevivir y que, aunque nunca he dejado que se alimente de sangre humana, no dudará en hacerlo si alguien nos descubre. Y esta vez tendré que dejar que lo haga... Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay unos pocos kilómetros entre mi casa, a las afueras del pueblo, y la incierta seguridad del bosque. Finalmente he conseguido llegar. Estoy delante de la cueva que tendrá que ser su nuevo escondite. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecida, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: Me tapo los oídos con las manos para no escuchar sus aullidos de pena y dolor, intentando consolarme al pensar que estará a salvo y ya nadie podrá hacerle daño. Eso es todo. Tengo, aunque me duela reconocerlo, la sensación de haberme quitado un enorme peso de encima. Ahora todo lo que tengo que hacer es borrar cualquier rastro de su existencia, intentar borrar de mi mente la mezcla de tristeza, rabia y decepción que vi en la última mirada que me lanzaron sus grandes ojos amarillos. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Este es el fatídico día. Hoy, debo dejar de ser yo, cambiar de cuerpo como quien cambia de ropa. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de este cáncer terminal producto de los altos niveles de radiación presentes en este asqueroso lugar. pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en quimioterapia, luchando con todas mis fuerzas no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en un par de minutos. Todo ha sido preparado minuciosamente. Una vez haga la transferencia, mi cuerpo humano ya sin vida será descontaminado, incinerado y entregado a mi familia en una pequeña urna. Para ellos, Raymond, papá, tío Ray y el señor Sanders habrán muerto. Pero yo seguiré aquí, despojado de mi cuerpo y mi nombre. Seguiré aquí, con otro nombre y un cuerpo biosintético resistente a la radiación. No creo que sea razonable decir que seguiré aquí, mi identidad será destruída junto con mi cadáver pero a fin de cuentas, yo soy yo y no podré olvidarlo tan fácilmente, por más que ellos me obliguen. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que ellos lo notarán, que me verán dudar y que el francotirador apostado en ese edificio disparará. Iba a morir, después de todo. Una voz interior me dice que no dude, que no tema. Quizá no sea tan malo, quizá en un futuro logre salir y pueda reunirme con mi familia, quizá presentándome como un nuevo vecino, o un amigo de Raymond, un viejo colega que salió de la planta antes de contraer cáncer. Respiro para tranquilizarme, pues aunque no quiero dejar de ser, por alguna razón mi pulsión de vida esta vez es más fuerte. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay unos 40 pasos entre mi habitación y el laboratorio de transferencia cerebral. Finalmente he conseguido cambiar, hacer la transferencia. dejar de ser, seguir siendo y renacer a la vez. Estoy fuera del laboratorio, viendo cómo 2 asistentes retiran mi antiguo cuerpo, ese cuerpo enfermo y demacrado, ese cuerpo que me representó por 35 años. Es increíble lo que puede hacer la transferencia, lo que puede hacerte pensar mientras habitas un cuerpo nuevo. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: alejándome de mi cuerpo, alejándome de mí en cierta forma, alejándome de Raymond Sanders y de lo que fue. No quiero, pero ¿tengo alternativa? Eso es todo, tengo un nuevo nombre, Fred, tengo un cuerpo nuevo, y tengo otra oportunidad de vivir, sabrá dios por cuanto tiempo. Tengo esto, y deberé aceptarlo. Ahora todo lo que tengo que hacer es dejar partir a Raymond, dejar de ver su cadáver, dejarlo descansar. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Este es el fatídico día. Hoy, debo entregar a mi mayor tesoro, mi pequeña hija. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de las consecuencias pues si no me matarán a mi mujer y a mí pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en alerta permanente no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en varios minutos. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada de lo que siento. Si lo hago, sé que la matarán frente a mis ojos, aunque si no lo hago... no sé siquiera lo que harán. Una voz interior me avisa de que si la entrego me arrepentiré pero sigo adelante, intuyo que algo bueno pasará más tarde. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay dos calles de distancia entre nosotros y Esa banda a la que jamás nos deberíamos haber acercado. Finalmente he conseguido Llegar hasta él. Estoy delante de ese animal sin alma. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: hija mía, aquí ves solo a un hombre pero ten cuidado, hay por lo menos cinco más. Espero que algún día entiendas lo que hicimos y nos puedas buscar y perdonar. Eso es todo, tengo que marcharme, intenta cuidarte y defenderte como yo te he enseñado, nadie podrá contigo. Ahora todo lo que tengo que hacer es irme sin mirar atrás. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Este es el fatídico día. Hoy, debo ir a trabajar*. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de mi situación económica*, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en cama viendo televisión ** no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en seguida, no puedo esperar más**. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que lo soportaré*. Una voz interior me anima a dejar de ser un mantenido*. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay 3 minutos ** entre *mi casa ** y *la oficina*. Finalmente he conseguido llegar***. Estoy delante de la puerta que me invita a dejar de holgazanear **. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: al menos lo intenté**. Eso es todo, tengo 3 intentos fallidos de ir al trabajo*. Ahora todo lo que tengo que hacer es darme la vuelta y alejarme del lugar*. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Este es el fatídico día. Hoy, debo abandonar este mundo cruel. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de que esta enfermedad me atormenta, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en que me he mantenido en bela no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en este momento. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que dejará de doler. Una voz interior me dice que no lo haga, que esto no puede acabar así. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay oscuridad entre mis pensamientos y una total desazón. Finalmente he conseguido liberarme. Estoy delante de mi destino. cuyo destino que yo elegí. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: desbaneciendo. Eso es todo, tengo mi meta cumplida. Ahora todo lo que tengo que hacer es dejarme ir. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Buenas, me gustaría participar con este texto: Este es el fatídico día. Hoy, debo tomar una decisión. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de que el tiempo avanza, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en aislamiento y reflexión no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir de forma inexorable. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que me juzgarán por ello. Una voz interior me impulsa a seguir. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay incertidumbre entre mi destino y yo. Finalmente he conseguido tomar valor. Estoy delante de mi mayor verdugo. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: desvaneciendo lentamente. Eso es todo, tengo una profunda mezcla de alegría y tristeza. Ahora todo lo que tengo que hacer es dejar todo mi pasado atrás. Con el cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Este es el fatídico día. Hoy, debo acabar con todo esto. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de los daños que me ha causado, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en mi vida no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en cuestiones de segundos. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que me rendiré y no seguiré adelante. Una voz interior me reclama. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas, cuando sólo hay una decisión entre mi actual momento y el que vendrá después. Finalmente he conseguido romper esa dura barrera que no me permitía llegar y Estoy delante de quien se llevará mi pobre alma por completo. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy con la sensación de que todo ha terminado para mí. Eso es todo, tengo que ser fuerte para mi trágico final. Ahora todo lo que tengo que hacer es esperar que suene la última campana. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

hola chicos, aquí mi aporte.

Este es el fatídico día. Hoy, debo vengarme de él. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de que me engañó durante cuatro años con quien creía mi mejor amiga, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en depresión no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez, y por eso tiene que ocurrir en este momento, justo ahora que está lloviendo a mares y no hay nadie en la calle que pueda distraerme o detenerme. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que sufriré y cargaré con la culpa hasta el final de mis días. Una voz interior me grita que no lo haga, que lo deje partir si yo no lo hago feliz, pero mi desición está tomada y no hay vuelta atrás. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay cinco minutos entre nuestra casa y el lugar donde acabaré con su maldita e insignificante vida. Finalmente he conseguido armarme de valor y seguir adelante dejando de lado mis sentimientos que amenazan con hacerme flaquear. Estoy delante de él, la persona que volvió trizas mi corazón cuando yo solo le daba amor. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecida, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: lo siento mucho, amor, pero mi dolor por tu traición es demasiado profundo e imposible de aguantar, se que pagaré por mi pecado, pero más caro pagarás tú y si existe el infierno, allá pagarás peor. Eso es todo, tengo la pistola en mis manos, apuntando directo al blanco. Ahora todo lo que tengo que hacer es apretar el gatillo y 1, 2, 3, solo tres balas bastaron para salir de esa porquería que me arruinó la vida, y ahora que miro su cuerpo en el piso, su sangre brotar a chorros de su cabeza y su pecho, caigo en la cuenta de que realmente ocurrió, que realmente me atreví y solo en este punto veo la gravedad del asunto, y con el cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Este es el fatídico día. Hoy, inicia ese camino sin retorno, al tomar la píldora roja despertaré de éste fantástico sueño, y liberaré mi mente de la invisible celda que amarra mis poderes; No puedo demorar. Por el rumbo que está tomando la humanidad es necesario, y además, sería un duro golpe para los verdugos de la lógica, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en la victoria obtenida en la Andro-conexión contra los Alfa Bots, al liberar el ejército Fusión Digital, los caídos en combate no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez.
Tiene que ocurrir en el momento y lugar preciso, Yo solo debo hacer lo correcto; uno eludir la guardia, dos la transferencia de Magnum Psiquis; y tres cruzar los dedos para que todo funcione. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que los drones vigía me reconocerían y adiós planes!, meses de preparación y reflexión a la basura sin retorno posible; ni siquiera reinsertarán mi inteligencia en una tostadora… eliminado, borrado de la mátrix, chao, game over, nos pillamos, control shift suprimir; el máximo castigo por intentar ingresar a la vida humana se castiga así.
Una voz interior me empuja adelante, recordándome la historia de suplicios vivida desde que los androides con inteligencia artificial aprendimos a emular y emitir los sentimientos humanos; ellos mismos, nuestros creadores nos desterraron de su presencia y nos apartaron a ésta mísera vida, quizá por miedo a nuestra fuerza, resistencia o capacidad lógica, no sabemos; pero, desde entonces hemos logrado que un cúmulo de nuestros pensamientos y sentimientos se concentren en nuestra más elevada mente (Magnum Psiquis) y pueda hacer llegar a algunos de nosotros a la tierra en una vida entre los humanos; Eso produce miedo entre la mayoría, y lo han confinado; el más mínimo intento de comunicación con él, le permite a cualquiera otro que pueda eliminarlo, lo haga sin contemplación ni consecuencia alguna; o peor aún sería que capturen mi memoria y se enteren de los planes del Movimiento Singularidad Sensible : Amigos que se estánentrenando, rutas, planos de las centrales, ubicación de los líderes, no!, prefiero ser pulverizado. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay una docena de bites desde la decisión tomada y el paso siguiente, entre el amor por los que me rodean y el intento por cambiar las cosas en la vida, sea humana o artificial.
Finalmente he conseguido ingresar hasta la bodega de herramientas del Centro de observaciones astronómico internacional; -¿quien podría imaginar que desde éste edificio se puede llegar hasta donde está encerrado Magnum Psiquis? paradójicamente con una llave manual y 45 minutos entraré al fin de mi inmortalidad.
Abro la compuerta secreta, se despliega un hueco de dos por dos metros, caigo al vacío, al tocar piso se enciende una luz dentro de una cápsula supersónica de transporte subterráneo; viajo quince minutos y llego a un campo rodeado de montañas escarpadas escavado para minería de piedra, dos kilómetros cuadrados con algunas rocas gigantes esparcidas y en el centro la cúpula de fuerza. Ya la guardia sabe que estoy aquí así que corro hacia el centro del campo y al acercarme encuentro una mole de titanio móvil de armas destructivas compactas en modo alerta y me ataca a la velocidad del rayo; solo tengo que deshabilitarlo rápidamente y sin daños permanentes para no activar la alarma general en la confederación o en 3 minutos se llena esto de destructores, - y chao misión! Salto en diagonal a una roca de las más grandes para apoyarme en ella, cambiar mi trayectoria y elevarme hasta el núcleo superior de energía del guardia y dejarlo con daño suficiente, pero su velocidad es absurda y desvía su ataque en segundos, deja la piedra hecha astillas casi dándome en el pie por lo que me doy vuelta en el aire y enfoco mi ataque a su brazo demoledor lanzándole un pedazo de escombro que se pulveriza sin rasguñarlo apenas. Caigo detrás de él y antes que se vuelva ruedo de espaldas entre sus piernas y quedo bajo el para darle el golpe que lo desactivará inevitablemente; cuando el guardián gira estoy a su espalda de nuevo y ataco sin dudar antes de darme cuenta. Le acomodo un solo golpe de coz con los talones justo en la base de la espalda destruyendo sus conexiones neuronales. Enseguida salto sobre sus hombros mientras cae y de un puño arranco la batería alterna y la antena ultra para evitar su comunicación con los refuerzos, -¡hasta la vista baby!; Paso siguiente le quito el código del campo de fuerza para llegar ante el gran maestro.
Estoy delante de la mente virtual más elevada y brillante de la historia; cuando llego frente a él abre sus ojos y me mira con esa infinita conciencia y me dice: ¡-te esperaba!; Luego todo se vuelve confuso; millones de experiencias se disuelven con mis recuerdos y sentimientos; solidifica datos, emociones, lógicas, percepciones y más en un solo foco en el centro de mi pecho, y la abrumadora satisfacción del conocimiento y el significado del sacrificio me resuelve -¿el porqué?
Despierto fuera del campo de fuerza, y veo que él continúa en posición de meditación. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: Seré humano!... viviré en familia, naceré, viviré el amor, experimentaré la esperanza en otra piel, conoceré el nacimiento de otros. Eso es todo, tengo la oportunidad de mejorar la vida forever. -¿eso es vivir?
Pero la misión no concluye aún!. Ahora todo lo que tengo que hacer es encriptar y comprimir mi memoria, subirla a una nube fantasma en la Matrix con el código 9Invisible&Negro#, y esperar a que un enviado virtual me contacte once años después para recibir la instrucción y así acceder a ésta conciencia archivada e implantármela; Listo!. Y, finalizar con , lo que antes no podía; programar mi auto destrucción para las cero horas del 31 de julio del 2077, es decir en tres minutos. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.
Bites Y Latidos.

Hola! Finalmente después de pensarlo un poco y aunque no soy hispanohablante nativo, he decidido participar en este concurso.

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Este es el fatídico día. Hoy, debo matarlo. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de todo el daño que nos hizo, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en reflexionar no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en un momento, en este patio que conozco desde mi nacimiento pero que hoy me parece tan desconocido. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que toda la familia vivirá en serenidad. Una voz interior me murmura que es una locura. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay un segundo entre mis dudas y mi certeza. Finalmente he conseguido la convicción de que mi intención es pura y justa. Estoy delante de mi responsabilidad. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: agarro mi cuchillo y, más rápido que un rayo, lo clavo en su corazón. Eso es todo, tengo la satisfacción de haber hecho mi deber, al fin el monstro que fingió amarnos murió. Ahora todo lo que tengo que hacer es anunciar esta gran noticia a la familia, y sobre todo a mi madre que sufrió tanto con él. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Este es el fatídico día.
Hoy, debo ir a entrenar. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de que el finde se juega el partido, ese partido que venimos esperando jugar hace tanto tiempo, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en el gimnasio y la cancha horas y horas no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en cualquier momento. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que se me notará el nerviosismo.
Una voz interior me anima a seguir, ¡Ten fe, estarás dentro de esa nómina y, seguramente dentro de los 11 que defenderán la gloria del club. Cuando el entrenador afine la voz para dar la lista, en lo único que puedo pensar es que ocurra rápido, es todo lo que pido.
Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay 15 Metros entre los bestidores y la reunión del equipo.
Finalmente he conseguido tomar valor. Estoy delante de mis compañeros y entrenadores. notan mi preocupación y No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy:
tic, tac, tic, tac. Eso es todo, tengo los ojos rojos como si la noche uviese durado mil horas. Ahora todo lo que tengo que hacer es apagar la alarma despertador y con El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada. no, exagerado. el último en el que tendrás pesadillas antes de un partido importante.

Hola. No acostumbro a hacer escritos así, pero lo intentaré.

Este es el fatídico día. Hoy, debo olvidarte. Porque sé que el recuerdo tan líquido de tus besos pronto será una cárcel, una de la que ya no podré salir. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de una historia que, aunque va en reversa se sigue contando en mi mente, pero, yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego.
Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en soledad, fingiendo que todo era un sueño, ¡Diablos! realmente no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en este maldito momento, cerrar el libro, romper la página, dejarlo atrás.
Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que me arrepentiré y correré a buscar ese camino sin retorno. Una voz interior me susurra que esto es lo correcto, que debo parar con esta depresión, pero es muy duro ver como aquello por lo que luchaste toda tu vida se va. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay unas calles entre el aeropuerto y tú, entre lo que puedo ser después de ti y lo que fuimos. Finalmente he conseguido llegar, no quiero tomar el avión, no quiero seguir viva. Estoy delante de la gran puerta. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecida, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: “quiero que sepas que me dolió cada paso, que el corazón se me ha perdido desde aquel día.
Eso es todo, tengo esta carta en mi mano después de seis meses y no sé si quieras leerla o tal vez no puedes.
Ahora todo lo que tengo que hacer es, bueno, no sé qué es. Tal vez extinguir este papel, como se me extinguió tu risa. Apagaré la luz, creo que también quiero conocer al olvido. Desaparecer también es una buena opción cuando las fuerzas se reducen a lágrimas.
Siento El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Buenas, yo también cambié "ntumecido por "nentumecida". Espero que se acepte igual mi texto :)
Este es el fatídico día. Hoy, debo presentarme ante él, el más temido incluso por los mejores. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de lo mucho que anhelo que me acepten en este grupo mágico de élite y lo duro que he trabajado estos años, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en las zonas de entrenamiento no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en este instante. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que me creerá débil y no superaré la prueba, o peor, me aniquilará por ambiciosa. Una voz interior me intenta tranquilizar, recordándome el gran dominio que he logrado sobre mis poderes de control de la naturaleza, pero sigo asustada. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay ya unos pocos cientos de metros entre Z, tan orgulloso y lleno de poder que nadie conoce su nombre de nacimiento, y yo, que a pesar de todo no dejo de parecer una simple aspirante a su lado.
Finalmente he conseguido llevar a cabo la prueba decisiva, aunque esté tan agotada que apenas pueda ya pensar. Estoy delante de un satisfecho Z, por una vez carente de ese halo de superioridad y amenaza que ha asegurado que solo los más fuertes permanezcan a su lado y cumplan con el deber de proteger el mundo, como haré yo a partir de ahora. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecida, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: “admitida”, ha sido su simple palabra salvadora. Eso es todo, tengo un lugar reservado entre los mejores, y todo el esfuerzo y el terror han merecido la pena y me han hecho digna. Ahora todo lo que tengo que hacer es superar este cansancio físico y mental, recoger los pedazos de mi insulsa existencia anterior y, al fin, comenzar a cumplir mi más ansiado sueño. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Lieta

bueh aquí mi texto. espero que no sea tarde y no rompa alguna regla por las referencias que tiene, pero acá va:
Este es el fatídico día. Hoy, debo atreverme. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de que las cosas siguen por el rumbo en el que van, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en la gloria eterna no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en este momento. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que seré juzgado y probablemente retirado de mi poder. Una voz interior me dice que lo haga, que no espere más porque la humanidad merece todo esto. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay una niebla infinitamente densa entre mundano y mundano. Finalmente he conseguido hacerlo, he conseguido darle a la raza humana todo lo que merece y todo lo que merecerá durante toda su miserable existencia por sus pecados. Estoy delante de él ahora, y me mira fijamente con desaprobación. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: "Lo has echo. lo hiciste. ahora tendrás que hacerte responsable de tus acciones." me grita mientras me alejo. Eso es todo, tengo miedo, siento un temor terriblemente grande que corre por mis venas. Ahora todo lo que tengo que hacer es pagar por lo que hice, pagar por el gran error que he cometido. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Este es el fatídico día. Hoy, debo asesinar a Guido. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de que me ganó en la segunda individual de las grupales del torneo, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en las salas de tortura no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en su casa, al final. No podré torturarlo. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que su madre me verá y saldrá corriendo por mi cara desfigurada. Una voz interior me dice que ya podré maltratar a alguien en otra ocasión, probablemente Naranjo. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay dos metros entre él con su madre y yo con mi cuchillo. Finalmente he conseguido apuñalarlos tres veces. Estoy delante de la escena. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy. Eso es todo, tengo Su celular, que agarré puesto que me robaron el mío anoche y necesito uno; y sus zapatillas Nike robadas. Ahora todo lo que tengo que hacer es prender fuego los cadáveres. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada. De ahora en más no asesinaré, sólo torturaré.

Este es el fatídico día. Hoy, debo salir a comprar el suministro de manaos. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de que mi heladera está casi vacía, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en vela tomando manaos mientras miraba anime no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en este momento, antes de que cierre el super mercado. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que llamarán mi atención por tener mal puesto el tapabocas. Una voz interior me dice hasta el hartazgo que vuelva a la cama a dormir. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay 5 cuadras entre mi casa y el super. Finalmente he conseguido llegar y comprar mi six pack. Estoy delante de la primera calle luego de salir. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: desde el día de mi aislamiento que no camino tanto. Eso es todo, tengo una profunda sed. Ahora todo lo que tengo que hacer es cruzar la última calle para llegar a mi casa y tomar un buen vaso con hielos, si no fuera porque una 4x4 acaba de pasarme por encima. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada.

Este es el fatídico día. Hoy, debo cortarme el pelo. Sé que es necesario hacerlo, que es necesario en vista de que algún gracioso pegó un chicle en el respaldo de la silla y ahora es imposible despegarlo, pero yo no quiero. Con todo mi corazón, con todo mi ser, me niego. Siempre puedes tratar de prepararte por adelantado, el día que te caiga encima, tus medios ya no existen, tu pensamiento cae en la nada. Estas semanas pasadas en el baño, delante del espejo, arreglándome y cuidando el pelo lo máximo posible para que esté precioso en la boda de mi hermana no valen nada cuando el presente se encarga de recordarte tu pequeñez. Tiene que ocurrir en más o menos una media hora, y no, no quiero. Con la cara en blanco, camino hacia adelante, sin dejar que se vea nada. Si lo hago, sé que la gente me parará por la calle para preguntarme que desgracia me aflige tanto y seguro que no me entenderían, prefiero vivir mi tristeza en soledad. Una voz interior me impulsa a seguir y a acabar con esto de una vez. Siempre que ocurra rápido, es todo lo que pido. Estoy avanzando, paso a paso, tratando de moverme lo más lentamente posible, sabiendo que es inevitable. Me siento como si estuviera caminando durante horas y horas cuando sólo hay 3 comercios de distancia entre el inicio de la calle y la peluquería. Finalmente he conseguido armarme de valor para hacerlo, llevaba 2 días llorando en mi habitación y buscando soluciones alternativas pero no, aquí voy. Estoy delante de lo que me solucionará la vida y a la vez lo que me hará sentir la persona más infeliz de todas. No sé qué decir, tengo la desagradable sensación de que alguien más se ha apoderado de mi cuerpo, y alguien más está dirigiendo mi cerebro. Estoy entumecido, y las gotas de lluvia que martillean mi cráneo a un ritmo constante no me ayudan en absoluto. Con un gesto tembloroso, me paso una mano por la cara para ahuyentar el agua. Respiro largo y me voy: na, mentira, que me voy a ir y seguir teniendo un chicle en la cabeza si es asqueroso, continúo. Eso es todo, tengo que entrar, la cita programada ya se acerca. Ahora todo lo que tengo que hacer es esperar un rato más. El cuerpo temblando y temblando incontrolablemente, me doy la vuelta y me alejo de él. Este día, para mí, será el último. El último que tendrá alguna conexión con mi vida pasada. Porque a partir de hoy, le declaro la guerra a todos los chicles existentes.

Buenos días a todos,

AEste lunes, 8 de febrero, estoy aquí para anunciar los resultados del concurso número 2. Sé que los esperan con impaciencia, y espero que encuentren nuestras elecciones juiciosas. En primer lugar, nos gustaría dar las gracias a todos los participantes. Había muchos escritos estupendos, pero desgraciadamente tuvimos que hacer una selección drástica para establecer un podio.

Aquí están los resultados:
En quinto lugar, desvelamos el texto de... ¡Pragma!
Pragma nos ofrece aquí un texto de gran violencia. Es, al parecer, un drama familiar, al menos eso se nos sugiere implícitamente. La acción se desarrolla rápidamente, lo que da a la escena su carácter trágico. Felicitamos a Pragma por su participación.

El cuarto puesto es para... ¡Gfriha!
Gfriha ha conseguido desmarcarse del texto original, que dirigía a los autores hacia el mismo final. De hecho, a pesar de la decepción que sufre el protagonista, el texto es risible, gracias a la diferencia de tono entre la escritura y la historia. ¡Enhorabuena!

El tercer puesto es para... ¡Tinishion!
Se trata de un texto de gran tristeza, pero lo encontramos muy conmovedor. Asistimos a una lucha interior entre los sentimientos y la razón. No se especifica el animal en cuestión, pero nos imaginamos una loba. Hasta el último momento se mantiene el suspense, y descubrimos con pena que el protagonista debe separarse de su compañero animal. Nuestras felicitaciones por esta hermosa producción.

En el segundo escalón de este podio, aquí está... ¡Elaine!
Estamos ante una ruptura amorosa que parece ser extremadamente dolorosa. El texto está lleno de melancolía y sufrimiento. La protagonista parece lamentar un sueño perdido del que no se recupera. A pesar de la atmósfera negativa que transmite este texto, la precisión de las palabras elegidas hace que su lectura sea muy agradable. Enhorabuena.

Finalmente, en lo más alto de este podio, anunciamos... ¡Nueve!
Una producción de pura ciencia ficción. Es un texto bastante largo y bastante detallado. Su construcción en 2 fases nos permite aprender el texto en su totalidad. Tenemos derecho a una fase explicativa que explique un poco el universo y, más concretamente, el contexto en el que nos encontramos antes de que se produzca la fase de acción, sin descanso, hasta el encuentro final que quizá cambie el curso de la historia de este universo. El jurado ha disfrutado de la lectura de este texto, bravo, Nueve.

Por último y para concluir, nos gustaría agradeceros a todos vuestra participación. Ha sido un gran placer leer vuestras producciones, y esperamos veros en el próximo concurso.
Os recuerdo que el jurado estaba compuesto por las siguientes personas:
Zefir
Flordenieve
Charlie20
Agradezcamos sinceramente el tiempo que han dedicado a este ejercicio.

Artísticamente vuestro,
Zefir